13.4.13

“Aux pays poivrés et détrempés”

 


Pocas cosas deben ser tan misteriosas como la vida de Rimbaud. Con solo 20 años publicó uno de los libros mas revolucionarios de la literatura para luego abandonar para siempre la literatura y dedicar el resto de su vida al trafico de armas, marfil y cafe en el cuerno de africa. El porque de estas decisiones y esta vida tan definitiva nunca fueron del todo explicados pero hay un pequeño viaje, pero muy significativo, a la isla de Java del que hay muy poca información. De esto se ocupa Jamie James, quien pesquisa todos los hechos relacionados con el episodio donde el joven poeta hacia finales de mayo de 1876 se enlistó como mercenario en el ejército colonial holandés y viajó en barco hasta las Indias Orientales. Poco después de arribar a su guarnición en la zona central de Java desertó y se esfumó en la jungla. Desde ese momento hasta que reapareció en Francia, a finales de aquel año, no se sabe nada de su paradero. De este modo, y a partir de conjeturas acerca de lo que el poeta pudo haber hecho, reconstruye y recrea la vida durante el siglo XIX en Java. El libro termina con una inquisición exhaustiva acerca de lo que Oriente significó en la imaginación del poeta, en paralelo con la entretenida, por momentos escandalosa historia del orientalismo francés, siempre entre la pose y el exabrupto colonialista.  

Un libro exquisito.

3.4.13

El Facebook de Cortázar

¿Y Julio Cortázar? Ninguno como él para aprovechar al máximo las redes sociales. No solo tendría una cuenta de Facebook o Twitter, sino de cualquier plataforma que apareciese, aunque solo fuera por curiosidad. Incluso, se me ocurre, tendría varias cuentas de Facebook, y aprovecharía la cuentas falsas para crear conversaciones y situaciones absurdas, cómicas o complejas en su cuenta real. ¿Quién escribe esto y contesta lo otro? Intervendría en todas las conversaciones (incluso en el consejo sobre el mejor método para sacar manchas de grasa), pondría centenares de "Me Gusta", colgaría videos de YouTube de jazz, situaciones extrañas, bromas y gatos. Compartiría memes divertidos. Hablaría de todo, incluso de deporte. Sus estatus políticos serían serios pero también escribiría textos divertidos, con el humor del libro de cronopios, o mostrando el lado ridículo de la seriedad como en Último round. Obviamente, lo suyo sería el juego de palabras. Sería adicto al Instagram. Subiría fotos de objetos, carteles, personas, paisajes, animales, todos fotografiados con su iPhone mientras pasea y acompañados por textos breves o titulados con ingenio. Su cuenta de Pinterest sería, simplemente, espléndida, de visita obligatoria, como un museo maravilloso donde cada foto es un hallazgo. Sus enlaces seguirían la misma lógica del asombro ante el absurdo del mundo. "Juegos de la imaginación, dice el señor cuerdo que nunca falta entre los locos" dijo alguna vez Cortázar, arrastrando las erres. Juegos de la imaginación también los míos, sin duda. El Facebook de Cortázar. ¿A quién se le ocurre?


Ivan Thays en Vano oficio, el resto acá.