24.9.09
Jueves
Acabo de llegar del laburo, E. esta leyendo mientras que yo me abro una cerveza y prendo la tele, Obama esta en la pantalla de la BBC presidiendo la sesión del consejo de seguridad hablando de que todos debemos escribir un nuevo capitulo de paz y seguridad en la historia de la humanidad.
Creo que tratan de decirnos que hay algo puro, después de todo.
Hablan de las armas nucleares. Hace tiempo que se acabo la guerra fría pero ahora pasan por occidentales y orientales, judíos y musulmanes, choque de civilizaciones. Todos hablan de las armas, de los medios y justamente todos los que están sentados en esa mesa son los principales productores de armas. No hay por supuesto, una critica al poder establecido, al orden del dinero global y no nos dan ninguna pista del mundo del mundo que vendrá, salvo que será un mundo con menos emisiones de carbono.
8.3.09
Los dictadores no juegan al poker

No siempre es fácil distinguir a un dictador. A veces, como en el caso de Sadam Husein, se le confunde durante mucho tiempo con un amigo, un aliado útil que realiza trabajos sucios (contra el Irán del imán Jomeini). Franklin Delano Roosevelt, en cambio, nunca los confundía, pero los clasificaba por categorías. Suya es la célebre frase sobre el dictador nicaragüense Tacho Somoza: "Sí, es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta", que copió después Henry Kissinger al referirse al segundo Somoza, también dictador. Con Slobodan Milosevic -el precedente legal inmediato del sudanés Omar al Bashir- se repitieron los problemas de adjetivación. Pese a que el serbio fue uno de los impulsores de los crímenes cometidos en Bosnia-Herzegovina (1992-1995), la comunidad internacional le premió con un asiento de honor entre los padres de la paz.
Junto a la virtud -los dictadores saben camuflarse muy bien-, el defecto: son pésimos jugadores de póquer, no saben plantarse. A Husein le pasó en Kuwait; a Milosevic, en Kosovo, donde siguió apostando hasta que lo perdió todo: prestigio, la vida y un lugar decente en la sombra de la historia.
Veinte años después de tenerle en la pasarela, una parte de la comunidad internacional (la decisión de procesarle ni siquiera fue unánime) aún no ha aclarado cuál es su opinión sobre el general Omar al Bashir, golpista en 1989 y presidente-autócrata de Sudán desde 1993. La Corte Penal Internacional (CPI, reconocida por 108 países, pero no por EE UU, China, Rusia e Israel, entre otros) ordenó el miércoles su detención. Le acusa de crímenes contra la humanidad en la región de Darfur: 300.000 muertos y tres millones de desplazados. La réplica de Al Bashir -expulsar a 13 ONG extranjeras en represalia- pone en riesgo la vida de cientos de miles de sus compatriotas y demuestra su predisposición a seguir acumulando cargos penales.

Nacido en 1944 en el seno de una familia de ganaderos del valle del Nilo, al norte de Jartum, Al Bashir gobierna con puño de hierro desde 1989 el país más grande de África. A pesar de que se le considera un hombre sin carisma, de educación limitada y poco dado al discurso elaborado, es intuitivo y astuto: sabe inclinarse con el viento. Llegó al poder al frente de una junta militar que disolvió cuatro años después para quedarse con el trono. En los primeros 10 años jugó la baza islamista impulsado por el ideólogo del movimiento en Sudán, Hasan al Turabi, un intelectual educado en la Sorbona, lo que preocupó a sus vecinos y a Estados Unidos. Sudán se convirtió en un santuario de radicales. Tampoco le favoreció que Osama Bin Laden eligiera Sudán como base antes de que Al Bashir le invitara a salir.
Aviones norteamericanos bombardearon en 1998 lo que la CIA había señalado como un centro camuflado de elaboración de armas químicas que resultó ser una fábrica de leche en polvo. Washington trató de desgastar al régimen de Jartum a través de la guerra civil que éste mantenía desde 1983 con el sur cristiano y animista, suministrando armas y municiones vía Uganda al Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán. La guerra terminó en 2004 con un acuerdo de paz. Atrás quedaron dos millones de muertos y cuatro millones de desplazados.
Quizá fue aquel bombardeo quirúrgico o el temor a perder el poder si celebraba elecciones lo que le hizo ver la luz. En 1999, Al Bashir disolvió el Frente Islámico, declaró el estado de emergencia y metió en la cárcel a su mentor Al Turabi (hoy en arresto domiciliario). Gracias a esta mudanza, el presidente sudanés estaba preparado para escoger el bando correcto tras los atentados del 11-S y dejarse ver en el pelotón de cabeza de los luchadores contra el terrorismo integrista. Esto le trajo algunos beneficios, pues logró desorientar a la UE y a Estados Unidos: ¿será dictador o un amigo potencialmente útil? Pese a Darfur, algunos países parecen mantenerse en un estado de confusión después de que la CPI emitiera la orden de captura. Pero como Sadam Husein y Slobodan Milosevic, Omar al Bashir, el paracaidista que luchó junto a Egipto contra Israel en la guerra del Yon Kipur, en 1973, es un mal apostante en los juegos de cartas. Envalentonado por su suerte tras la guerra norte-sur, aprovechó un ataque contra sus soldados en febrero de 2003 para ordenar una ofensiva en Darfur. El objetivo era liquidar a dos grupos guerrilleros potencialmente peligrosos: el Movimiento de Justicia e Igualdad y el Movimiento de Liberación de Sudán. Se sirvió de la milicia paramilitar de los janjaweed (de la tribu abbala, que son árabes criadores de camellos y cuyo nombre significa los jinetes armados), a la que equipó y dirigió sin recato. La coordinación entre el Ejército y los jinetes está demostrada, según la CPI.
Darfur es una guerra por la tierra entre árabes y negros fur -que dan nombre a Darfur-, masalit y zagawa, todos agricultores no baggara (beduinos nómadas). La sequía del norte ha provocado que los ganaderos árabes invadan los cultivos del sur y surja el enfrentamiento y la manipulación interesada. La presión internacional forzó un acuerdo en 2007 para el despliegue de una fuerza de paz de 26.000 soldados. Al Bashir, hábil, regateó: no a los cascos azules de la ONU; sí, a las tropas africanas. Resultado: sólo se han desplegado 9.000.
En los siete meses que ha durado la instrucción del fiscal de la CPI, Luis Moreno Ocampo, el régimen aflojó o endureció la presión sobre las ONG (Sudán es hoy la mayor operación humanitaria) según las noticias procedentes de La Haya. Su objetivo ahora es bloquear el acceso a la ayuda humanitaria de millones de personas para lograr la retirada de los cargos. Nadie en África quiere su captura, pues son varios los presidentes con crímenes a cuestas. Para Estados Unidos también es un problema: debe escoger entre los intereses petroleros y los derechos humanos. La reciente visita de Hillary Clinton a China, gran aliado de Sudán, da pistas de que la defensa de los valores empieza a toparse con los matices. La esperanza de Al Bashir es convencer a esa comunidad internacional de que él es nuestro hijo de puta.
Ramón Lobo.
11.1.09
Viaje al corazon de las tinieblas


Ejemplos recientes. El más notable, una mujer de 87 años, violada por 10 hombres. Ha sobrevivido. Otra, de 69, estuprada por tres militares, tenía en la vagina un pedazo de sable. Lleva dos meses a su cuidado y sus heridas aún no cicatrizan. Casi se le va la voz cuando me cuenta de una chiquilla de 15 años a la que cinco "interahamwe" (milicia hutu que perpetró el genocidio de tutsis en Ruanda, en 1994, y luego huyó al Congo, donde ahora apoya al Ejército del Gobierno del presidente Kabila) raptaron y tuvieron en el bosque cinco meses, de mujer y esclava. Cuando la vieron embarazada la echaron. Ella volvió donde su familia, que la echó también porque no quería que naciera en la casa un "enemigo". Desde entonces vive en un refugio de mujeres y ha rechazado la propuesta de un pariente de matar a su futuro hijo para que así la familia pueda recibirla. La letanía de historias del doctor Tharcisse me produce un vértigo cuando me refiere el caso de una madre y sus dos hijas violadas hace pocos días en la misma aldea por un puñado de milicianos. La niña mayor, de 10 años, murió. La menor, de 5, ha sobrevivido, pero tiene las caderas aplastadas por el peso de sus violadores. El doctor Tharcisse rompe en llanto.
Es un hombre todavía joven, de familia humilde, que se costeó sus estudios de medicina trabajando como ayudante de un pesquero y en una oficina comercial en Kitangani. Lleva dos años sin ver a su familia, que está a miles de kilómetros, en Kinshasa. El hospital, de 50 camas y 8 enfermeras, moderno y bien equipado, recibe medicinas de Médicos Sin Fronteras, la Cruz Roja y otras organizaciones humanitarias, pero es insuficiente para la abrumadora demanda que tiene al doctor Tharcisse y a sus ayudantes trabajando 12 y hasta 14 horas diarias, 7 días por semana. Fue construido por Cáritas. La Iglesia católica y el Gobierno llegaron a un acuerdo para que formara parte de la Sanidad Pública. No se aceptan polígamos, ni homosexuales, ni se practican abortos. El salario del doctor Tharcisse es de 400 dólares al mes, lo que gana un médico adscrito a la Sanidad Pública. Pero como el Gobierno carece de medios para pagar a sus médicos, la medicina pública se ha discretamente privatizado en el Congo, y los hospitales, consultorios y centros de salud públicos en verdad no lo son, y sus doctores, enfermeros y administradores cobran a los pacientes. De este modo violan la ley, pero si no lo hicieran, se morirían de hambre. Lo mismo ocurre con los profesores, los funcionarios, los policías, los soldados, y, en general, con todos aquellos que dependen del Presupuesto Nacional, una entelequia que existe en la teoría, no en el mundo real.
Cuando el doctor Tharcisse se repone me explica que, después de las violaciones, la malaria es la causa principal de la mortandad. Muchos desplazados vienen de la altura, donde no hay mosquitos. Cuando bajan a estas tierras, sus organismos, que no han generado anticuerpos, son víctimas de las picaduras, y las fiebres palúdicas los diezman. También el cólera, la fiebre amarilla, las infecciones. "Son organismos débiles, desnutridos, sin defensas". Vivir día y noche en el corazón del horror no ha resecado el corazón de este congoleño. Es sensible, generoso y sufre con el piélago de desesperación que lo rodea. Desde la pequeña explanada de las afueras del hospital divisamos el horizonte de chozas donde se apiñan decenas de miles de refugiados condenados a una muerte lenta. "La medicina que todo el Congo necesita tomar es la tolerancia", murmura. Me estira la mano. No puede perder más tiempo. La lucha contra la barbarie no le da tregua.

Los pigmeos, pese a ser la más antigua etnia congoleña, son los parientes pobres de todas las demás, discriminados y maltratados por unas y por otras. Fieles al prejuicio tradicional contra el otro, el que es distinto, leyendas y habladurías malevolentes les atribuyen vicios, crueldades, perversiones, como a los gitanos en tantos países de Europa. Por eso, en una sociedad sin ley, corroída por la violencia, las luchas cainitas, las invasiones, la corrupción y las matanzas, los pigmeos son las víctimas de las víctimas, los que más sufren. Basta echarles una mirada para saberlo.
El campo de Hewa Bora (Aire Bello), a una decena de kilómetros de Goma, acaba de formarse. Está en un suelo pedregoso y volcánico, de tierra negra, y parece increíble que en lugar tan inhóspito las 675 personas que han llegado hasta aquí, hace un par de meses, desde Mushaki, huyendo de las milicias de Laurent Nkunda, hayan podido hacer algunos cultivos, de mandioca y arvejas. Nos reciben cantando y bailando a manera de bienvenida: pequeñitos, enclenques, arrugados, cubiertos de harapos, muchos de ellos descalzos, con niños que son puro ojos y huesos y las grandes barrigas que producen los parásitos. Su baile y su canto, tan tristes como sus caras, recuerdan las canciones de los Andes con que se despide a los muertos. Aunque con cierta dificultad, varios de los dirigentes hablan francés. (Es una de las pocas consecuencias positivas de la colonización: una lengua general que permite comunicarse a la gran mayoría de los congoleses, en un país donde los idiomas y dialectos regionales se cuentan por decenas).
Escaparon de Mushaki cuando las milicias rebeldes atacaron la aldea matando a varios vecinos. Piden plásticos, pues las chozas que han levantado -con varillas flexibles de bambú, atadas con lianas, de un metro de altura más o menos, sobre el suelo desnudo y con techos de hojas- se inundan con las lluvias, que acaban de comenzar. Piden medicinas, piden una escuela, piden comida, piden trabajo, piden seguridad, piden -sobre todo- agua. El agua es muy cara, no tienen dinero para pagar lo que cuestan los bidones de los aguateros. Es una queja que oiré sin cesar en todos los campos de refugiados del Congo en que pongo los pies: no hay agua, cuesta una fortuna, ríos y lagos están contaminados y los que beben en ellos se enferman. Las personas que me acompañan, del ACNUR y de Médicos Sin Fronteras, toman notas, piden precisiones, hacen cálculos. Después, conversando con ellos, comprobaré la sensación de impotencia que a veces los embarga. ¿Cómo hacer frente a las necesidades elementales de esta muchedumbre de víctimas? ¿Cuántos más morirán de inanición? La crisis financiera que sacude el planeta ha encogido todavía más los magros recursos con que cuentan.
En el campo de Bulengo, que visito luego del de Hewa Bora, veo las raciones de alimentos, mínimas, que distribuyen a los refugiados. Un voluntario de Unicef me dice, la voz traspasada: "Tal como van las cosas con la crisis, todavía tendremos que disminuirlas". Médicos, enfermeros y ayudantes de las organizaciones humanitarias son gentes jóvenes, idealistas, que hacen un trabajo difícil, en condiciones intolerables, a quienes la magnitud de la tragedia que tratan de aliviar por momentos los abruma. Lo que más los entristece es la indiferencia casi general, en el mundo de donde vienen, el de los países más ricos y poderosos de la Tierra, por la suerte del Congo. Nadie lo dice, pero muchos han llegado, en efecto, en Occidente a la conclusión de que los males del Congo no tienen remedio.
Bulengo fue en 1994 el campamento del Ejército ruandés hutu que invadió el Congo después de perpetrar la matanza de cientos de miles de tutsis en el vecino país. Ahora es el eje de un complejo de 16 campos de desplazados y refugiados que con ayuda de la Unión Europea y de las organizaciones humanitarias da refugio a unas trece mil personas. Éstas pertenecen a diferentes grupos étnicos que conviven aquí sin asperezas. Aunque Bulengo está mucho más asentado y organizado que el de Hewa Bora, la calidad de vida es ínfima. Las chozas y locales, muy precarios, están atestados y por doquier se advierte desnutrición, miseria, suciedad, desánimo. La nota de vida la ponen muchos niños, que juegan, correteándose. Varios de ellos son mutilados. Converso con un chiquillo de unos 10 o 12 años que, pese a tener una sola pierna, salta y brinca con mucha agilidad. Me cuenta que los soldados entraron a su aldea de noche, disparando, y que a él la bala lo alcanzó cuando huía. La herida se le gangrenó por falta de asistencia, y cuando su madre lo llevó a la Asistencia Pública, en Goma, tuvieron que amputársela.
En Bulengo hay 48 familias de pigmeos, que, aparte de las protestas que ya hemos oído en Hewa Bora, aquí se quejan de que la escuela es muy cara: cobran 500 francos congoleños mensuales por alumno. La educación pública es, en teoría, gratuita, pero, como los profesores no reciben salarios, han privatizado la enseñanza, una medida tácitamente aceptada por el Gobierno en todo el país. En muchos lugares son los padres de familia los que mantienen las escuelas -las construyen, las limpian, las protegen y aseguran un salario a los profesores-, pero aquí, en los campos de refugiados, todos son insolventes, de modo que si se ven obligados a pagar por los estudios, sus hijos dejarán de ir a la escuela o ésta se quedará sin maestros.
En el campo hay muchos desertores de las milicias rebeldes. Uno de ellos me cuenta su historia. Fue secuestrado en su pueblo con varios otros jóvenes de su edad cuando los hombres de Laurent Nkunda lo ocuparon. Les dieron instrucción militar, un uniforme y un arma. La disciplina era feroz. Entre los castigos figuraban los latigazos, las mutilaciones de miembros (manos, pies) y, en caso de delación o intento de fuga, la muerte a machetazos. Me confirmó que muchos soldados del Ejército congoleño vendían sus armas a los rebeldes. Se escapó una noche, harto de vivir con tanto miedo, y estuvo una semana en la jungla, alimentándose de yerbas, hasta llegar aquí. En su pueblo, donde era campesino, tenía mujer y cuatro hijos, de los que no ha vuelto a saber nada porque el pueblo ya no existe. Todos los vecinos huyeron o murieron. Le pregunto qué le gustaría hacer en la vida si las cosas mejoraran en el Congo, y me responde, después de cavilar un rato: "No lo sé". No es de extrañar. En Bulango, como en Hewa Bora y en los campos de desplazados de Minova, la actitud más frecuente en quienes están confinados allí, y pasan las horas del día tumbados en la tierra, sin moverse casi por la debilidad o la desesperanza, es la apatía, la pérdida del instinto vital. Ya no esperan nada, vegetan, repitiendo de manera mecánica sus quejas -plásticos, medicinas, agua, escuelas- cuando llegan visitantes, sabiendo muy bien que eso tampoco servirá para nada. Muchísimos de ellos están ya más muertos que vivos y, lo peor, lo saben. Los campos son indispensables, sin duda, pero sólo si funcionan como un tránsito para la reincorporación a la vida activa, con oportunidades y trabajo. Si no, quienes los pueblan están condenados a una existencia atroz, parásita, que los desmoraliza y anula. Y éste es quizás el más terrible espectáculo que ofrece el Congo oriental: el de decenas de miles de hombres y mujeres a los que la violencia y la miseria han reducido poco menos que a la condición de zombies.

III - EL GALIMATÍAS CONGOLEÑO. Y, sin embargo, se trata de un país muy rico, con minas de zinc, de cobre, de plata, de oro, del ahora codiciado coltán, con un enorme potencial agrícola, ganadero y agroindustrial. ¿Qué le hace falta para aprovechar sus incontables recursos? Cosas por ahora muy difíciles de alcanzar: paz, orden, legalidad, instituciones, libertad. Nada de ello existe ni existirá en el Congo por buen tiempo. Las guerras que lo sacuden han dejado hace tiempo de ser ideológicas (si alguna vez lo fueron) y sólo se explican por rivalidades étnicas y codicia de poder de caudillos y jefezuelos regionales o la avidez de los países vecinos (Ruanda, Uganda, Angola, Burundi, Zambia) por apoderarse de un pedazo del pastel minero congoleño. Pero ni siquiera los grupos étnicos constituyen formaciones sólidas, muchos se han dividido y subdividido en facciones, buena parte de las cuales no son más que bandas armadas de forajidos que matan y secuestran para robar.
Muchas minas están ahora en manos de esas bandas, milicias o del propio Ejército del Congo. Los minerales se extraen con trabajo esclavo de prisioneros que no reciben salarios y viven en condiciones inhumanas. Esos minerales vienen a llevárselos traficantes extranjeros, en avionetas y aviones clandestinos. Un funcionario de la ONU que conocí en Goma me aseguró: "Se equivoca si cree que el caos del Congo está en la tierra. Lo que ocurre en el aire es todavía peor". Porque tampoco en las alturas hay ley o reglamento que se respete. Como la mayoría de vuelos son ilegales, el número de accidentes aéreos, el más alto del mundo, es terrorífico: 56 entre julio de 2007 y julio de 2008. Por esa razón ninguna compañía aérea congoleña es admitida en los aeropuertos de Europa.
Como el principal recurso del país, el minero, se lo reparten los traficantes y los militares, el Estado congoleño carece de recursos, y esto generaliza la corrupción. Los funcionarios se valen de toda clase de tráficos para sobrevivir. Militares y policías tienden árboles en los caminos y cobran imaginarios peajes. A Juan Carlos Tomasi, el fotógrafo que nos acompaña, cada vez que saca sus cámaras alguien viene con la mano estirada a cobrarle un fantástico "derecho a la imagen". (Pero él es un experto en estas lides y discute y argumenta sin dejarse chantajear). Para viajar de Kinshasa a Goma debemos, antes de trepar al avión, desfilar por cinco mesas, alineadas una junto a la otra, donde se expenden ¡visas para viajar dentro del país!
No es verdad que la comunidad internacional no haya intervenido en el Congo. La Misión de las Naciones Unidas en el Congo (MONUC) es la más importante operación que haya emprendido nunca la organización internacional. La Fuerza de Paz de la ONU en el Congo cuenta con 17.000 soldados, de un abanico de nacionalidades, y unos 1.500 civiles. Sólo en Goma hay militares de Uruguay, India, África del Sur y Malaui. Visité el campamento del batallón uruguayo y conversé con su jefe, el amable coronel Gaspar Barrabino, y varios oficiales de su Estado Mayor. Todos ellos tenían un conocimiento serio de la enrevesada problemática del país. La inoperancia de que son acusados se debe, en realidad, a las limitaciones, a primera vista incomprensibles, que las propias Naciones Unidas han impuesto a su trabajo.
Las milicias de Laurent Nkunda, luego de capturar Rutshuru, comenzaron a avanzar hacia Goma, donde el Ejército congoleño huyó en desbandada. La población de la capital de Kivu Norte, entonces, enfurecida, fue a apedrear los campamentos de la Fuerza de Paz de la ONU (y, de paso, los locales y vehículos de las organizaciones humanitarias), acusándolos de cruzarse de brazos y de dejar inerme a la población civil ante los milicianos.
Pero el coronel Barrabino me explicó que la Fuerza de Paz, creada en 1999, según prescripciones estrictas del Consejo de Seguridad, está en el Congo para vigilar que se cumplan los acuerdos firmados en Lusaka que ponían fin a las hostilidades entre las distintas fuerzas rivales, y con prohibición expresa de intervenir en lo que se consideran luchas internas congoleñas. Esta disposición condena a las fuerzas militares de la ONU a la impotencia, salvo en el caso de ser atacadas. Sería muy distinto si el mandato recibido por la Fuerza de Paz consistiera en asegurar el cumplimiento de aquellos acuerdos utilizando, en caso extremo, la propia fuerza contra quienes los incumplen. Pero, por razones no del todo incomprensibles, el Consejo de Seguridad ha optado por esta bizantina fórmula, una manera diplomática de no tomar partido en semejante conflicto, un galimatías, en efecto, en el que es difícil, por decir lo menos, establecer claramente a quién asiste la justicia y la razón y a quién no. No tengo la menor simpatía por el rebelde Laurent Nkunda, y probablemente es falso que la razón de ser de su rebeldía sea sólo la defensa de los tutsis congoleños, para quienes los hutus ruandeses, armados y asociados con el Gobierno, constituyen una amenaza potencial. Pero ¿representan las Fuerzas Armadas del presidente Kabila una alternativa más respetable? La gente común y corriente les tiene tanto o más miedo que a las bandas de milicianos y rebeldes, porque los soldados del Gobierno los atracan, violan, secuestran y matan, al igual que las facciones rebeldes y los invasores extranjeros. Tomar partido por cualquiera de estos adversarios es privilegiar una injusticia sobre otra. Y lo mismo se podría decir de casi todas las oposiciones, rivalidades y banderías por las que se entrematan los congoleños. Es difícil, cuando uno visita el Congo, no recordar la tremenda exclamación de Kurz, el personaje de Conrad, en El corazón de las tinieblas: "¡Ah, el horror! ¡El horror!"
Además del francés, la colonización belga dejó asimismo a los congoleses la religión católica. En el país hay también protestantes -vi iglesias evangélicas de todas las denominaciones-, musulmanes -en la región oriental- y varias religiones autóctonas, la mayor de las cuales es el kimbanguismo, así llamada por su fundador, Simon Kimbangu, enraizada sobre todo en el Bajo Congo. Pero, pese a la hostilidad que desencadenó contra ella el dictador Mobutu, a quien hizo oposición, la católica parece, de lejos, la más extendida e influyente. Iglesias y centros católicos son los focos principales de la vida cultural del país.
Los Poétes du Renouveau se reúnen en la iglesia de San Agustín, donde tienen una pequeña biblioteca, una imprenta y una amplia sala para recitales y charlas. Publican desde hace algunos años unas ediciones populares de poesía que venden a precio de coste y a veces regalan. Empeñados en que la poesía llegue a todo el mundo, se desplazan a menudo a dar recitales y conferencias literarias por toda la región. Asisto a un interesante encuentro, de varias horas, en el que discuten temas literarios y políticos. El francés que escriben y hablan los congoleños es cálido, cadencioso, demorado y, a ratos, tropical. Haciendo de diablo predicador, provoco una discusión sobre la colonización belga: ¿qué de bueno y de malo dejó? Para mi sorpresa, en lugar de la cerrada (y merecida) condena que esperaba oír, todos los que hablan, menos uno, aunque sin olvidar las terribles crueldades, la explotación y el saqueo de las riquezas, la discriminación y los prejuicios de que fueron víctimas los nativos, hacen análisis moderados, situando todo lo negativo en un contexto de época que, si no excusa los crímenes y excesos, los explica. Uno de ellos afirma: "El colonialismo es una etapa histórica por la que han pasado casi todos los países del mundo". Lo refuta otro, que lanza una durísima requisitoria contra lo ocurrido en el Congo durante el casi siglo y medio de dominio belga. Le responde un joven que se presenta como "teólogo y poeta" con una única pregunta: "¿Y qué hemos hecho nosotros, los congoleños, con nuestro país desde que en 1960 nos independizamos de los belgas?".
Mario Vargas Llosa
8.1.09
The way out


Las primera imagen de esta convergencia es la portada de la revista Time mostrando la agonía de Beirut después del bombardeo israelí y la segunda es el afiche de promoción de la película de Polanski acerca del sufrimiento del pianista judío a manos de los nazis, esta convergencia la postee hace un tiempo y me parece que esta mas vigente que nunca. Esta tarde busque alguna imagen que muestre las secuelas de los cohetes de Hamas pero no la encontré. Bueno nada, mucho se escribe y mucho se debate pero que estamos todos de acuerdo que ningún conflicto, territorial, social o religioso, puede ser resuelto por la vía militar. Ninguno.
Nadie puede justificar el asesinato de civiles inocentes. No se bombardean poblaciones civiles y ni se impiden corredores humanitarios. La palabra daño colateral me duele, me duele mucho. No hay argumento que justifique el bombardeo israelí o los cohetes de Hamas. Estos dos pueblos deben entender y exigir el diálogo y si siguen sin entenderse los países centrales deberían dejarse de hipocresias y atacar el comercio de las armas. Es el camino más difícil, y el más largo, pero no hay otra salida.
Tal vez no es el momento ni el lugar, pero saben que solamente en Zambia mueren por ano mas de 60.000 menores de 5 anos por causa de la malaria. Alguien lo leyó en algún lado o lo vio en la tele?
3.1.09
Sabado
UNO. En Kapiri Mposhi no hubo festejos, solo algunos bares estuvieron abiertos hasta un poco más tarde pero nada más. A veces la distancia hace ver algunas cosas con perspectiva y uno puede darse el lujo de hacerse unas cuantas preguntas. Lo primero que uno puede preguntarse es porque todavía rendimos culto a una serie de sucesos palestinos que ocurrieron hace más de 2000 años y que un conjunto de personas o sacerdotes se encargaron de perpetuar a fuego y espada, imponiendo ideas, conceptos , incluso hasta al propio Estado, y de esa forma condicionar la vida de millones de personas a lo largo de los siglos.
¿?
DOS. Hace casi tres años que vivo y trabajo en África y no recuerdo un africano que no pertenezca a alguna Iglesia de la naturaleza que fuera, ni uno que al menos ponga un signo de interrogación a todo lo que le dicen en ella. En uno de los últimos post una buena lectora de este blog dejo un comentario en el que hablaba de que en las trincheras no hay ateos y tiene razón ya que si la única opción es la vida o la muerte, el miedo o el dolor o sin ir más lejos el sinsentido, se convence a las personas de que las cosas no se pueden cambiar y entonces ocurre la aceptación de un discurso o una creencia sin siquiera discutirla o cuestionarla. La idea que quiero expresar, quizás sin mucha claridad, es que al menos habría que dudar de cualquier creencia religiosa, dogma o ideología, tanto de izquierda o derecha o de cualquier tipo de discurso que se quiera instrumentar sin discusión, sin debate o que peor aún se trate de imponerse a la fuerza o que necesite de intermediarios que digan que esta bien o mal, que nos traten de explicar como debemos vivir o que quieran condicionar nuestra vida.
TRES. Y ya que hablábamos de un bebé que nació de una madre virgen en algún paraje palestino hace más de 2000 años en el que hace unos días medio mundo le celebró el cumpleaños también debemos decir que los más de 400 muertos, más de 100 de ellos civiles en su mayoría niños según la ONU, también eran palestinos. Una vez más el cinismo se perpetúa a través del tiempo y de las fronteras. Los terroristas de Hamas tiran algunos cohetes pero ese es justificativo suficiente para bombardear ciudades enteras sitiadas hace meses desde un avión, con uniforme oficial de manera sistemática para tratar de matar al terrorista y de paso a toda su familia por si las dudas. No entiendo como un pueblo como el judío, con experiencia histórica en persecuciones no haya aprendido los problemas no se arreglan con la muerte o el odio. Los que toman las decisiones de tirar bombas alguna vez pensaron que diferencia hay entre mandar un grupo de chicos a la cámara de gas o tirar una bomba en una escuela. Las armas, las muertes heroicas en nombre de dogmas o religiones, las guerras por estúpidas fronteras y las muertes sin sentido me rompen soberanamente los huevos.
Lo ultimo que hice en el hospital el 31 de diciembre fue pasar por la sala de pediatría a saludar a los chicos y a las madres, la mitad casi ni entendía de lo que le hablaba pero esa noche brinde por la gente que quiero, mis amigos, mi familia pero especialmente por todos los chicos internados en esa sala. Brinde para que por favor no sean como nosotros.
16.11.08
Congo

UNO. El Pabellón de mujeres del Hospital Panzi, en Bukavu esta repleto de mujeres violadas por las milicias que después de violarlas les dispararon en sus vaginas. Este hospital es el único hospital de todo el este de Congo que tiene algunos recursos para tratar de reconstruir las vaginas, los anos o los intestinos de las mujeres. Las milicias descubrieron que las violaciones a mujeres es una eficiente y letal arma de guerra. La ONU estima que son más de 50.000 las mujeres violadas en la provincia de Kivu Sur durante este año. Violando a las mujeres de los soldados enemigos se destruye la moral del enemigo y se destruyen los cimientos de su sociedad. El medico a cargo del hospital afirma que una vez violadas los maridos y hasta los padres mismos expulsan a las mujeres de la comunidad a las que tienen prohibido volver, también afirma que le es imposible persuadir a las mujeres que abandonen al hospital una vez tratadas. ¿A adonde van a ir? Difícil de digerir el punto numero uno ¿no?. La violación de todas esas mujeres que esperan que les reconstruyan sus genitales no es mas que parte una violación aun mayor. La violación del Congo.
DOS. Si uno quiere entender de donde viene tanta muerte solo hay que recorrer las colinas del este del Congo. Entre esas verdes colinas uno puede llegar a las “artisinal mines”, pero todo lo que ustedes imaginan de cómo es una mina con maquinas, cascos y lamparas en realidad no son mas que grandes agujeros a cielo abierto en las que se pueden ver cientos de hombres, mujeres y muchísimos niños que remueven desesperadamente con picos o simplemente con sus manos la tierra colorada tratando de encontrar coltán o cobalto. El coltán es un metal que conduce maravillosamente la energía y forma parte de nuestro teléfono celular, nuestra computadora o hasta de las Play Station y mas del 80% de coltán que la industria del mundo moderno necesita proviene del Congo. La gran mayoría de las familias que trabajan en las minas son esclavos de las milicias que controlan todo el proceso a punta de pistola, como en los viejos tiempos de Leopoldo era el caucho y la amputación de las manos de los trabajadores que no recolectaban suficiente, ahora es el coltan y las milicias.
TRES. Leyendo el párrafo anterior uno puede entender la historia reciente de Congo. Oficialmente se podría decir que en 1996 un maoísta llamado Laurent Kabila, cansado de traficar marfil y oro decide enfrentar al tiránico Mobutu. Para eso formo un pequeño gran ejercito de child soldiers conocido como kadogo y con el apoyo de Uganda y Ruanda que al hacer su primer avance toda la estructura del Mobutismo colapso. Kabila se instalo como un nuevo Leopoldo prohibiendo los partidos políticos y fomentando la corrupción. En 1998 Kabila pidió gentilmente a los ugandeses y los rwandeses que retiraran sus tropas del Congo a lo que el ejercito rwandés respondió con una masiva invasión al Congo en la que ocupo casi un tercio del país. La razón oficial consistió que después del genocidio ruandés de 1994 – un millón de tutsis muertos a machetazos por las milicias humus- miles de milicianos humus se refugiaron en el este de Congo y sentaron sus bases y este simple argumento justifico la permanencia del ejercito ruandés y ugandés. Los ejércitos de Zimbabwe, Angola y Namibia respondieron al llamado desesperado de Kabila y enfrentaron al ejercito rwandés y ugandés. La gran guerra africana había comenzado. Este es la versión mas o menos oficial, la guerra es un gran desorden peleando todos contra todos y lo que comenzó con una clara intención - los ruandeses tratando de capturar a los genocidas humus- se transformo en un espiral fuera de control. Pero esta versión no es del todo cierta, o mejor aun es una gran mentira.
Una vez que el Congo estuvo herido de muerte, un panel de expertos de la ONU documento que los intereses del ejercito rwandés eran oscuros, desde un primer momento la única intención fue capturar el territorio que contiene las grandes vetas minerales para vendérnoslas a todos nosotros, el supuesto mundo desarrollado, que muy pronto se cansa de las noticias del Congo y cambia de canal con el control remoto abarrotado de coltan. Tampoco los otros países colaboraron porque simpatizaban con Kabila o los congoleses, ellos también querían un pedazo de la torta congolesa. El país se lleno de “ejércitos de negocios” comandados por hombres que “ carefully planned the redrawing of the regional map to redistribuye wealth” según declara la ONU. Esto es fácil de descifrar ya que las tropas rwandeses nunca se dirigieron a las áreas donde se ocultaban los genocidas humus sino que fueron derecho a las minas, rápidamente esclavizaron a la población para que caven por ellos. No solo no capturaron a los genocidas sino que se aliaron a ellos para lograr una mejor explotación de las minas y lograr nada menos que más 250 millones de dólares de los últimos 18 meses. La ONU denuncio que varias compañías británicas, americanas y belgas se encuentran entre los explotadores ilegales de los recursos congoleses. ¿Pero puede ser tan rentable la invasión de un país? La demanda internacional de coltan subio, increíblemente, debido a la inmensa popularidad de la todarellenadecoltan Play station de Sony, que si bien la marca japonesa aclara que no usa coltan congoles el precio del metal en los mercados se disparó intensificando la guerra. Un político ingles describió la situación: “ Kids in Congo were being sent down mines t odie so that kids in europe and america could kill imaginary aliens in their living room”
CUATRO. Los reportes de la ONU, Amnesty Internacional y Human Rights Watch denuncian que las violaciones del ejercito rwandés son “sistematicas” y “deliberadas”. La pregunta es como el gobierno rwandés que denuncia infatigablemente el genocidio tutsi de hace un poco mas de diez años pude de repente cometer su propio crimen contra lesa humanidad . ¿ Tanta muerte solamente por dinero?. Alguna vez Joseph Conrad describió al Congo “ the vilest scramble for loot that has ever disfigured the human consciencie”.
Así son las cosas en el Congo hoy en día, milicias pro-gobierno, rebeldes, tropas ruandeses, las milicias hutus, el ejercito congoles y los cascos azules peleando todos contra todos para controlar la mayor cantidad de minas posibles, multinacionales ávidas de coltan, mientras mas de cinco millones de personas murieron en las tinieblas, muertos a los que nadie trata de enfrentar, un millón de desplazados para los que no hay salvatajes financieros, lideres occidentales protectores de la democracia, la libertad y de los derechos humanos que callan a pesar de que gran parte de los habitantes solo puede optar entre la vida o la muerte viviendo igual o peor que en los tiempos de saqueo del Rey Leopoldo, un saqueo para nuestro propio beneficio, para nuestro propio bienestar ya que la necesidades de coltan, cobalto, diamantes y oro es mucho mas poderosa que nuestra preocupación por la muerte de millones de africanos. Todos seguimos comprando a pesar de miles de reportes que nos dicen que miles de personas mueren para que nosotros tengamos teléfonos móviles o consolas de videojuegos. Todavía hoy en día los gobiernos occidentales obstruyen cualquier intento de regular las actividades de las corporaciones que explotan los recursos naturales del Congo. Hace unas semanas compre en un mercado de Lusaka una antigua escultura de ébano proveniente del Congo, el vendedor entusiasmado con la venta, comentaba que la figura, una mujer con típicos rasgos bantú en cuclillas pariendo, era sumamente antigua y que había sido hecha por los salvajes. Mientras termino de escribir estas líneas miro la figura que se encuentra al lado de mi computadora. Me pregunto; ¿Quiénes son los salvajes? ¿Ellos o nosotros?
7.6.08
850 millones.
Esta semana finalizó la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, en Roma.Veamos, las conclusiones. Lo primero de todo fue ponerse de acuerdo acerca del número de personas que viven todos los días con hambre y se encuentran seriamente desnutridos. Las "cifras oficiales" nos acercan un número aproximado de 850 millones de personas (sic) que buscan que comer día a día, básicamente es así, de la misma manera que nosotros decidimos que película vemos esta noche o donde nos vamos las próximas vacaciones otros buscan que comer o donde dormir. Lo cotidiano para 850 millones de personas es evitar morir de hambre o malaria.
Los numerosos delegados mencionaron (siempre por lo bajo y nunca en las mesas de discusión) que las especulaciones financieras son las que nos están llevando al oprobio y las conclusiones finales fueron timoratas y esos 850 millones de personas siguen esperando no se muy bien a quién ¿Dios? ¿ONU? ¿FAO? ¿A nosotros mismos?
Son 850 millones los que nos miran y siguen con la firme convicción de persistir, tal vez de dar batalla a la muerte y de no perder esa dudosa ¿gracia? de seguir vivo.
Duele, y duele mucho.
18.12.07
23.9.07
La kermés del domingo.
DOS. Ayer pase todo el sábado viendo películas piratas de James Bond, conseguí un fabuloso DVD, por supuesto chino, increíblemente en un solo disco grabaron 16 películas del agente, desde las clásicas hasta las últimas, lo que me motivo una vez más a pensar que el futuro estará escrito en mandarín. Tomemos el ejemplo de África, más de cincuenta países, 1000 millones de personas, miles de idiomas y pautas culturales y un potencial increíble, pero los únicos que lo entendieron a la perfección son los chinos, los chinos inundaron los mercados africanos con miles de baratijas, camisas, sandalias de plástico, bolígrafos, lamparitas a pilas que cuestan centavos de dolar, en África no hay lugar para los productos occidentales, caros e inaccesibles para el africano medio que sobrevive con un dolar diario (79% de la población de Liberia), es decir tiene un pedacito de tierra donde vive, cultiva mandioca, la vende en el mercado por cincuenta centavos y eso lo invierte en el mismo mercado en productos, por supuesto chinos. El futuro llegó hace rato, pero esta escrito en chino.
TRES. El senador de Nebraska Ernie Chambers presentó una demanda judicial contra Dios, al que acusa de haber causado nefastas catástrofes en el mundo. Mi primera reacción fue,".. Ernie, lee la letra chica del contrato, si pensas que podes demandar a Dios, te falto leer la clausula que habla de Razones de Fuerza Mayor, divina o no, que deben pasar los pueblos para evolucionar.."; Después también pensé que es un planteo que no tiene coherencia interna, o crees en Dios con todo lo que eso implica o no crees, pero si no es creyente, entonces no tiene sentido que los cuestione porque estaría reconociendo la existencia de una entelequia en la que no cree. Pero bueno, Chambers no es el primero, se acuerdan de la novela de Saramago " El Evangelio según Jesucristo" el dialogo entre el diablo, Dios y Jesus en el bote, exquisito. O mejor aún Ivan Karamazov cuando proclamaba que rechazaba el mundo que Dios creó debido a que está construido sobre las bases del sufrimiento de niños inocentes. Chambers, como Iván Karamasov, tiene un punto: puede que, al final de todo, el drama de la existencia tenga una explicación, pero, ¿es esa explicación suficiente como para justificar, por ejemplo, el sufrimiento inocente? "Cuando aparezca la armonía eterna, se producirá una revelación tan hermosa que conmoverá a todos los corazones. Se podrá no sólo perdonar, sino justificar todo lo que ha ocurrido en la tierra. Todo esto podrá suceder, pero yo no quiero admitirlo", decía Iván. O tal vez Chambers es más inteligente y lo único que quiere es publicidad para su estudio y poner en evidencia la estupidez de un sistema judicial que permite iniciar una demanda a "Dios"
13.9.07
¿Por quién doblan las campanas?

La directora ejecutiva de UNICEF, Ann Veneman, calificó de “históricas” ¿históricas?, las nuevas cifras, pero también enfatizó que aún hay mucho trabajo por hacer.
“La pérdida de 9.7 millones de vidas jóvenes cada año es inaceptable. La mayoría de estas muertes son evitables y, como demuestra el reciente progreso, las soluciones se conocen y están demostradas”, señaló la directora.
Gran parte del progreso, señala UNICEF, es resultado de la adopción generalizada de acciones en salud básica como amamantamiento temprano, vacunación contra el sarampión, suplementos con vitamina A para reforzar el sistema inmune de los niños y el uso de mosquiteros con insecticida para evitar la malaria. El tratamiento apropiado de la neumonía, las enfermedades diarreicas y la malnutrición grave, la atención al VIH-SIDA pediátrico, la promoción de la higiene y el acceso a agua potable segura y servicios sanitarios son también importantes para la sobrevivencia infantil.
28.8.07
Liberia queda en Firestone
Hace unos días tuve la posibilidad de conocer unas de las tantas plantaciones de Caucho que hay en Liberia, la gran mayoría pertenecientes a la empresa Bridgestone/Firestone, más allá de estar atontados por tanto circo mediatico de la formula uno y sus multimillonarios pilotos hay todo un mundo (oscuro) detrás de las cámaras de televisión y las peleas de niños que conducen coches. Podrían , alguna vez en vez de protestar para que les paguen más podrían interesarse por la gente que les hace las ruedas y preocuparse por los derechos de los trabajadores, pisoteados hasta el extremo pro estas compañías multinacionales.
La visita de la plantación, unas 404.700 hectáreas, es todo una experiencia en si misma, ya la entrada llama la atención, junto a la puerta de entrada se encuentra dos tanques de guerra custodiando el lugar, lo mas ridículo es que los tanques son de la ONU (sic), sus impuestos lector y los mios para cuidar los intereses de la Firestone, después se llega al campamento principal, que es una ciudad en si misma, oficinas, casas, iglesia, un hospital gigantesco, policía privada (al menos no es la ONU), supermercados. Las condiciones de trabajo en la plantación son las mismas, o incluso peores a como era operada en 1926, año que se abriera la compañía después de expulsar a las tribus Mamba Bassa que allí habitaban. Las demandas contra la empresa (custodiada por la ONU) son continuas, los trabajadores alegan estar atrapados por la pobreza y la coerción en una plantación congelada en el tiempo, las demandas hacen un profundo hincapié en violaciones extremas a los derechos humanos en las plantaciones, el trabajo infantil presente en todas partes y que el trabajo forzado de adultos es la norma. Todas las demandas se ven reforzadas por entrevistas y documentales, por ejemplo el de la CNN en el año 2005, donde se discutió la cuota diaria de extracción ( sangrado) de caucho. " Cada operario extrae aproximadamente 650 arboles por día, esto le lleva un par de minutos por árbol" admite el gerente en el reportaje. " 650 arboles por día, a dos minutos por árbol, son 1300 minutos, o más de 21 horas de trabajo por día" replica el periodista. Dan MacDonald, director de relaciones con los medios de comunicación de Bridgestone-Firestone, buscó contextualizar la declaración del gerente señalando que “un par de minutos” es “una manera de hablar”. El Sr. MacDonald explicó que los trabajadores extraen el caucho de los árboles en la mañana y luego regresan en la tarde a recogerlo, lo cual significa que deben visitar dos veces cada uno de los 650 árboles. “La mayoría de los ‘sangradores’ trabaja de siete a ocho horas por día”, dijo el Sr. MacDonald. “La cuota diaria es suficiente para obtener un salario decente”.
Una jornada de ocho horas tiene 480 minutos, durante los cuales deben visitar dos veces 650 árboles, además de realizar otras tareas requeridas, como limpiar los cortes, aplicar pesticidas y fertilizantes a los árboles y acarrear baldes de látex de 75 libras hasta los puntos de recolección, ubicados hasta a una milla de distancia; todo por u$s 3,19 por día. La demanda (que sostiene que la cuota actual diaria de 650 árboles “no es la verdadera” y ubica el número real muy por encima) señala que, en realidad, las condiciones se han deteriorado desde 1926, y hace referencia a estudios de 1956 y 1979 que informan sobre una cuota diaria de 250-300 y 400-500 árboles respectivamente.

cargando el látex
Sin mejoras tecnológicas y con una cuota de dos a cuatro veces mayor que las de los informes previos, el sistema requiere hoy en día que cada trabajador, para lograr su cuota diaria, deba conseguir uno o más ‘ayudantes’ no pagos”, señala la demanda. “Obviamente los únicos ayudantes disponibles bajo esos términos son sus propios hijos”. “Los capataces y supervisores de la plantación de Firestone no sólo saben esto sino que lo fomentan y lo exigen”, agrega. “Tal vez anticipándose a esta demanda, a comienzos de setiembre de 2005 la plantación de Firestone emitió una directiva estableciendo que ya no se permitiría el trabajo infantil”.
El Sr. MacDonald refutó esta afirmación. “Por muchos años hemos mantenido una política contraria al trabajo infantil; tenemos pautas estrictas que prohíben el empleo de niños”, dijo. “Emitimos una directiva porque quisimos reiterar y reafirmar la política existente, porque queremos que la gente sepa exactamente cuáles son los lineamientos y las expectativas”.
Plantación en las afueras de Monrovia
12.8.07
Instrucciones para disfrutar unas vacaciones en Senegal
No se haga ilusiones, Dakar no es ningún paraíso, pero relájese y disfruté de la isla de Goreé, con todo su patrimonio colonial, su gente, sus mercados de artesanías y traté de entender como en este hermoso lugar durante siglos sé tráfico y comercio con gente (que era de distinto color), eso quiere decir que una parte importante de la población de Cuba, Republica Dominicana o Brasil proviene de este lugar. Respire el aire puro del Atlántico, piense si la humanidad avanzó o estamos como hace trescientos años, pero ahora los esclavistas son todos especuladores financieros, proxenetas y traficantes de influencias, disfrute del lugar y la compañía y no saque conclusiones apresuradas, usted no cambiará nada y si piensa mucho corre el peligro de hacer que su vida sea muy miserable por culpa de numerosos malandras.
Después de unos días usted notará que el África francófona es mucha más refinada que el resto del continente colonizado por distintas potencias, la cocina es excelente (siempre usted deberá recordar que sus calificaciones se basan en parámetros africanos) y la vida nocturna puede llegar a ser muy buena, casi tanto, como el expreso que usted conseguirá en alguno de los exquisitos restoranes del centro de la ciudad. Después de unos días en Dakar traté de darse una escapada hacia el norte hacia la histórica ciudad de San Louis, antiguo enclave francés que fue la puerta de entrada hacia el resto del continente, traté de disfrutar el casco histórico, las extensas playas y traté de abstraerse de la basura, el mal olor y los vendedores ambulantes. Después de dos o tres días de playa, usted se dará cuenta que la playa esta muy bien, hay sol, pero ya usted habrá leído tres o cuatro novelas y tendrá la imperiosa necesidad de hacer algo más que sol y playa, estudie detenidamente el mapa, usted se encontrará a menos de cuarenta kilómetros de Mauritania, usted no deberá pensar en potenciales inmigrantes ilegales al viejo continente en busca de respuestas sino en el desierto, los camellos, las tribus nómadas y miles de años de historia. Usted tendrá mucha mala suerte (como empezó y terminará el viaje) ya que la frontera senegalesa-mauritana en estos momentos no esta operable, a esta altura usted ya descarta la posibilidad de un grupo de vecinos de Gualeguaychu haya globalizado su reclamo cortando los puentes y las rutas de Mauritania y se inclina por la posibilidad de que en el contexto que usted se mueve (países, trabajos) es bastante común que haya problemas y situaciones de tensión entre países o en las zonas fronterizas, de cualquier forma como usted se considerará una persona optimista y persistente (usted es descendiente de piamonteses y su pasaporte italiano está en tramite) encontrará una buena alternativa en el desierto del Sahel, una increíble franja de arena que cruza toda África y en la que año tras año mueren miles de personas y animales producto de bestiales sequías. Los caminos arenosos lo conducirán por bellos paisajes, usted puede hacer un stop para degustar un típico té bajo un haima tradicional, dudar de la calidad del agua con que le prepararon el té, y responderle al jefe de la tribu que usted no tiene en sus planes tener dos o tres esposas. Después trate de recorrer el desierto en solitario por un momento, es un increíble lugar para la reflexión, y cuando se encuentre meditando sobre sus problemas, usted sentirá un nudo en la garganta o en el estomago y se dará cuenta que sus problemas de tan comentados, pensados y analizados ya son como una parte de su personalidad y no algo que tenga una solución tangible. Pero sobretodo, trate de relajarse y disfrute ese mágico lugar, usted por más que lo intente no podrá contra sus fantasmas.
La vuelta hacia Dakar se torna demasiado larga debido a que sus compañeros de taxi deciden comprar mangos, piñas y frutas tropicales que usted nunca vio. Antes de tomar el avión de regreso verifique su peso y altura. Usted deberá haber ganado kilos de la historia de África, centimetros de sol, playa y diversión, algunos altercados con vendedores ambulantes y sobretodo demoras en su vuelo y problemas con su pasaporte. De lo contrario, usted no ha estado en África del oeste.
29.7.07
12.6.07
Ocho

11.9.06
9/11
– Me parece que estos días ha llegado a Caín. Ya no necesita ir.
Vayamos, entonces al decálogo de la desolación:
1) El terrorismo sigue gozando de buena salud.
2) El mundo es más inseguro que en 2001.
3) La Organización de las Naciones Unidas ha demostrado ser un organismo aquejado de una apoplejía definitiva, comparable con la Sociedad de Naciones que murió por su incapacidad para evitar la Segunda Guerra Mundial. Sólo falta ahora que las potencias se animen a firmar el certificado de defunción.
4) Las libertades individuales han visto el peor retroceso en Occidente en 60 años y los estados avanzan un poco cada día más sobre las vidas privadas, sobre todo de los diferentes.
5) Se ha aceptado públicamente que la mentira y el engaño son herramientas de gobierno sin sanción electoral ni internacional.
6) Se ha vuelto a instaurar y aceptar la tortura como método de interrogación por parte de ejércitos regulares y fuerzas de seguridad estatales.
7) Se ha consagrado la creación de cárceles clandestinas, cuya existencia ha sido reconocida públicamente, y se ha hecho la apología de su eficiencia.
8) Se admite, se defiende y se promueve la detención de gente sin proceso legal.
9) Se promueven, se encaran y se aceptan guerras a países antes de que hayan agredido a nadie.
10) La prensa más independiente del mundo se ha autocensurado y ha soportado el engaño y ser objeto de operaciones y maniobras. La lista podría ser mayor pero parece suficiente para preguntarse qué cuerpo social, qué civilización puede soportar tantos ataques a sus órganos y principios vitales y esenciales. También parece suficiente para concluir que, en cinco años, Ben Laden ha tenido en su principal enemigo a su mejor aliado. Es que, como ya lo había advertido Thomas Hobbes hace 355 años, un Estado atemorizado sólo puede conducir al terror. Y el dolor no cesa. Y las heridas no cierran. Y el terror crece.
Por Claudio A. Jacquelin De la Redacción de LA NACION cjacquelin@lanacion.com.ar