Esta semana finalizó la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, en Roma.Veamos, las conclusiones. Lo primero de todo fue ponerse de acuerdo acerca del número de personas que viven todos los días con hambre y se encuentran seriamente desnutridos. Las "cifras oficiales" nos acercan un número aproximado de 850 millones de personas (sic) que buscan que comer día a día, básicamente es así, de la misma manera que nosotros decidimos que película vemos esta noche o donde nos vamos las próximas vacaciones otros buscan que comer o donde dormir. Lo cotidiano para 850 millones de personas es evitar morir de hambre o malaria.
Los numerosos delegados mencionaron (siempre por lo bajo y nunca en las mesas de discusión) que las especulaciones financieras son las que nos están llevando al oprobio y las conclusiones finales fueron timoratas y esos 850 millones de personas siguen esperando no se muy bien a quién ¿Dios? ¿ONU? ¿FAO? ¿A nosotros mismos?
Son 850 millones los que nos miran y siguen con la firme convicción de persistir, tal vez de dar batalla a la muerte y de no perder esa dudosa ¿gracia? de seguir vivo.
Duele, y duele mucho.