14.2.10
Semana 36 en Camboya
3.12.07
"I would prefer not to"
Este fin de semana estuve en Bahía Blanca en el casamiento de un amigo, como el viaje desde Buenos Aires es largo y tedioso decidí llevar algunos libros para leer durante el viaje, tenía pensado releer Ficciones, el hecho de viajar al sur me hizo recordar el fabuloso cuento de Borges titulado "Sur" pero como no lo encontré en el despelote de la biblioteca decidí llevar "Bartleby, el escribiente" de Melville.
Advertencia: esta sección contiene detalles de la trama y el argumento.
El relato narra la historia un abogado de nombre desconocido que tiene su oficina en Wall street, New York quien, según sus propias palabras, "en la tranquilidad de un cómodo retiro, trabaja cómodamente con los títulos de propiedad de los hombres ricos, con hipotecas y obligaciones". Tiene tres empleados, con los apodos de Turkey ("Pavo"), Nippers ("Tenazas") y Ginger Nut ("Nuez de jengibre"), a los cuales describe en la obra. Turkey y Nippers son copistas, o escribientes, en tanto que Ginger Nut, que tiene sólo doce años, es el chico de los recados. Los dos escribientes no son suficientes para hacer el trabajo de la oficina, por lo cual el narrador pone un anuncio para contratar un nuevo empleado, al reclamo del cual acude Bartleby, quien es de inmediato contratado. Su figura es descrita como "pálidamente pulcra, lamentablemente respetable, incurablemente solitaria".
El narrador asigna a Bartleby un lugar junto a la ventana. Al principio, Bartleby realiza una gran cantidad de trabajo. Sin embargo, cuando el narrador le solicita que examine con él un documento, Bartleby contesta: "Preferiría no hacerlo" ("I would prefer not to", en el original). A partir de entonces, a cada requerimiento de su patrón para examinar su trabajo, Bartleby contesta únicamente esta frase, con total serenidad, aunque continúa trabajando como copista con la misma eficiencia que al principio. El narrador descubre que Bartleby no abandona nunca la oficina, y que en realidad se ha quedado a vivir allí. Al día siguiente formula algunas preguntas, a las que Bartleby contesta sólo con su consabida frase. Poco después, Bartleby decide no escribir más, por lo cual es despedido. Pero se niega a irse, y continúa viviendo en la oficina. Sintiéndose incapaz de expulsarlo por la fuerza, el narrador decide trasladar sus oficinas. Bartleby permanece en la antigua oficina, y los nuevos inquilinos se quejan al narrador de la presencia de Bartleby, que se niega a irse del lugar. El narrador intenta convencer a Bartleby, sin conseguirlo. Finalmente, Bartleby es detenido por vagabundo y encerrado en la cárcel. Allí, Bartleby termina dejándose morir de hambre, y muere poco antes de que el narrador vaya a visitarlo a la prisión. En un breve epílogo, el narrador comenta que el extraño comportamiento de Bartleby puede deberse a su antiguo trabajo en la oficina de Cartas Muertas, en Washington.
En el prólogo a los cuentos de Melville, Borges escribe que Bartleby prefigura a Franz Kafka; ciertamente, al Gregorio Samsa de La metamorfosis.
Más allá de que La metamorfosis podría ser leída como una horrible pesadilla – aunque Gregorio se asegura de estar despierto – el tema es, también, la alienación que lo salva de sus padecimientos diarios, de la necesidad de cumplir con sus obligaciones para evitarle un mal mayor a sus padres y que, además, en este caso, muestra la insensibilidad de la familia cuando la vida de Gregorio se apaga definitivamente.
Según Borges un escritor prefigura a otro y la vida prefigura a la literatura.
¿Quién no sintió alguna vez el agobio y la decepción de las ilusiones perdidas como para querer ser Bartleby aunque sea por un día o convertirse en un insecto, como Gregorio Samsa, para escapar de las obligaciones cotidianas?
Melville padeció “rigores y soledades” que, para Borges, son “la arcilla de los símbolos de sus alegorías”. Es uno de esos escritores cuya obra se parece a lo que sabemos de su destino. Y Kafka fue un niño y un joven sensible en exceso que, para colmo, sufrió los avatares de la tuberculosis que lo llevó a la muerte.
Cuidado!! Si usted se encuentra de vez en cuando rodeado de una melaza espesa que lo rodea y detecta que necesita un esfuerzo sobrehumano para derribarla y no caer en la amenazante y aterradora "pereza", no se auste, usted esta sufriendo el "efecto Bartleby" o podría estar en una etapa kafkiana de su vida, lo más probable es que termine transformado en cucaracha o medicado con Prozac.
27.10.06
Metamorfosis
Más pelos y menos kilos, pelos casi hasta los hombros y 7,5 Kg desaparecieron de mi cuerpo en los últimos dos meses. Creo tener el aspecto de mis primeros años en la universidad.
Necesito un peluquero, pero no necesito las charlas de un peluquero, quiero decir, generalmente soy del tipo de personas que pueden entablar una charla con desconocidos, pero para charlar con el peluquero tengo que tener una predisposición especial, las últimas veces no las tuve. Recuerdo los últimos intentos banales del último por iniciar una conversación, solo atiné a responder con la cabeza, en pocos lugares del mundo se debe hablar tanto del clima como en la Argentina ( todos concordamos que junto al Tango y Borges, hablar al pedo es lo único que los argentinos legamos a la humanidad, ya que estamos situados en una peluquería, me pongo un poco telúrico y agrego a Madarona dentro del legado)
Cara de roedor.
Esa es la cara que ponemos cuando los pelitos nos caen sobre la nariz y tenemos los brazos sujetos por esa especie de delantal, siguiendo la cara de roedor sigue el soplo y cuando ya estamos a punto de entrar en una especie de locura sin salida nos rendimos frente al estornudo.
Estornudas y estas en el nirvana, pero te percatas del hecho de lo aburrido que debe ser cortar pelos.
Quejas:
1- me gustaría que lo próximo que escriba con el título de Metamorfosis tenga la calidad de los escritos de Kafka y no las estupideces que usted acaba de leer unos renglones arriba sobre pelos.
2-En esta parte de áfrica no hay peluqueros pero si cucarachas.
3-Que pocas cosas leí de Kafka.
4-La realidad existe, es decadente y a mí no se me ocurre ninguna idea como a Kafka.
5-Estoy aburrido.
6- Me engaño a mi mismo
7- Robo ideas a los demás para mi bitácora.
8-Esta lista de quejas no me ayuda en nada, pero quejarse , a veces, es un pequeño consuelo.