Estoy cambiando.
Más pelos y menos kilos, pelos casi hasta los hombros y 7,5 Kg desaparecieron de mi cuerpo en los últimos dos meses. Creo tener el aspecto de mis primeros años en la universidad.
Necesito un peluquero, pero no necesito las charlas de un peluquero, quiero decir, generalmente soy del tipo de personas que pueden entablar una charla con desconocidos, pero para charlar con el peluquero tengo que tener una predisposición especial, las últimas veces no las tuve. Recuerdo los últimos intentos banales del último por iniciar una conversación, solo atiné a responder con la cabeza, en pocos lugares del mundo se debe hablar tanto del clima como en la Argentina ( todos concordamos que junto al Tango y Borges, hablar al pedo es lo único que los argentinos legamos a la humanidad, ya que estamos situados en una peluquería, me pongo un poco telúrico y agrego a Madarona dentro del legado)
Cara de roedor.
Esa es la cara que ponemos cuando los pelitos nos caen sobre la nariz y tenemos los brazos sujetos por esa especie de delantal, siguiendo la cara de roedor sigue el soplo y cuando ya estamos a punto de entrar en una especie de locura sin salida nos rendimos frente al estornudo.
Estornudas y estas en el nirvana, pero te percatas del hecho de lo aburrido que debe ser cortar pelos.
Quejas:
1- me gustaría que lo próximo que escriba con el título de Metamorfosis tenga la calidad de los escritos de Kafka y no las estupideces que usted acaba de leer unos renglones arriba sobre pelos.
2-En esta parte de áfrica no hay peluqueros pero si cucarachas.
3-Que pocas cosas leí de Kafka.
4-La realidad existe, es decadente y a mí no se me ocurre ninguna idea como a Kafka.
5-Estoy aburrido.
6- Me engaño a mi mismo
7- Robo ideas a los demás para mi bitácora.
8-Esta lista de quejas no me ayuda en nada, pero quejarse , a veces, es un pequeño consuelo.