Amigos lectores:
Perdón por no haber escrito ni publicado nada en estos últimos días. Todavía no he sido alcanzado ni por la pandemia de gripe porcina ni por la pandemia de oportunismo ( mediático y político). También he resistido estoicamente el augurio del final de los tiempos, la sobre–información de los medios ( =desinformación y paranoia ) y me he lamentado el hecho de que que no nos informen datos concretos y precisos tomando el asunto con la seriedad que merece. También estaría bueno que le cuenten al ciudadano común cuanta gente muere por año simplemente de influenza humana.
No he escrito simplemente porque visita de un querido amigo, unas pequeñas vacaciones y el profundo deseo de pasar los últimos días con alegría y con la gente que quiero me lo ha impedido. Pero no se preocupen, lejos estoy de correr de el riesgo de encontrar la felicidad plena o la influenza porcina, al menos por ahora. Ahora más que nunca es momento de esperar el día del juicio final escribiendo en este blog para tratar de redimir mis pecados.
Y si en el peor de los casos se confirma que es mi hora en este final de los tiempos, esta, amigos, será mi humilde despedida.