1.
Estoy de vuelta, así es.
Ni de vacaciones, ni enfermo con la gripe del chancho que ya llego a Camboya ni muerto a manos de la tuberculosis multiresistente con la que batallamos cada día. Solamente estuve con mucho trabajo la semana pasada visitando el Hospital de Kampong Cham y una de las prisiones en la frontera con Vietnam en las cual estamos llevando a cabo un programa nutricional.
2.
La prisión en cuestión nos queda a casi 3 horas de viaje en las que solo se ven campos de arroz, familias enteras trabajando en los arrozales con sus búfalos de agua, gente trabajando en las plantaciones de coco hasta que se llega a la frontera con Vietnam. Allí el panorama cambia bastante por que si bien no hay un pueblo limitrofe lo que si hay es muchos casinos y prostitutas ya que en Vietnam es ilegal el juego. Detrás de las luces de los casinos se encuentra la prisión, un edificio triste y gris de la época comunista. Definitivamente si hay algo que predomina en los edificios de los países comunistas es el mal gusto arquitectónico.
3.
Las consultas de rutina, algunos casos complicados y la decision de referir un caso de paraplejía al hospital para realizar las curaciones en la ulcera por decúbito y tratar de indagar un poco mas en la causa de esta parálisis a pesar de la muy alta sospecha de que sea tuberculosis infectando la medula espinal. Negociar con el director, arreglar los guardias y el traslado al hospital.
4.
Los dias siguientes fueron bastante complicados y desagradables ya que solo teniamos acceso al preso/paciente una vez por dia cuando el carcelero se disponia a abrir el candado del cuarto dispuesto en el hospital, despues tratar de hacerle entender al carcelero que las cadenas con candado dispuestas entre el elastico de la cama y las piernas del paciente no tenian ninguna razon de ser ya que el y yo estabamos frente a un paraplejico que no podia ni controlar esfinteres. (En el hospital no hay colchones por lo que los pacientes descansan sobre los elasticos de la cama). Despues de mi esfuerzo frente al testarudo carcelero con el resto del equipo aseamos el paciente y realizamos las curaciones. Entre el paciente, mierda acumulada y el pus de la escara encontramos una colonia de hormigas. Pocas palabras puden describir nuestras caras frente a semejante situacion.
5.
Con el carcelero apurandonos confirmamos una masa en la columna vertebral que seguramente sera compatible con tuberculosis. Decidimos empezar el tratamiento antituberculostatico, le pusimos un panal al paciente y dispusimos de cuatro pequenos recipientes con agua en los que colocamos las patas de la cama con la esperanza de que al dia siguiente, al momento que el carcelero nos abra la puerta, encontranos una escara llena de mierda y pus pero no hormigas.
6.
El resto del dia o mejor de la semana me la pase pensando que tiene que haber algo mas que esta vida. Esto solamente no puede ser la verdad, tiene que haber al menos otras mentiras. Tiene que haber una mentira en la que exista la esperanza de entender, en la que aliente un simulacro de la verdad. Una verdad sin hormigas.