25.10.11

La razon democratica

Y ahí es donde dudo, me sorprendo ante el método: ¿por qué señoras y señores que desconfían del juicio de las mayorías cuando evalúan un programa de televisión, un libro, una canción, una conducta, lo reivindican como valor definitorio cuando evalúan un proyecto de gobierno? ¿Por qué el hecho de que muchos voten a un candidato lo hace mejor, valioso, valedero, y en cambio el hecho de que muchos lean a Paulo Coelho, un suponer, lo convierte en un chanta oportunista? ¿Por qué la cantidad legitima un gobierno pero no, digamos, un programa exitoso de la televisión? ¿Esos señoras y señores están dispuestos a decir que las mayorías se equivocan cuando eligen ver culos contra el caño de Tinelli o cuando atacan a extranjeros pobres o cuando apoyan la pena de muerte, pero no se equivocan cuando eligen votar a tal frente para tal victoria? ¿Dispuestos a sostener que hay temas en que la cantidad sí vale como sanción y otros en los que no? ¿Dispuestos a argüir que la razón democrática debe aplicarse a las elecciones políticas pero no a las demás? Es un problema.