28.3.12

Moreno 451º

Me pregunto cuantos Montag habrá por estos momentos en la Argentina.

En la Argentina imaginada por Moreno, los agentes de aduana tienen la misión de confiscar todos los libros ya que, según el gobierno, leer no solo impide ser felices porque llena de angustia sino tambien porque se puede morir intoxicado con plomo; al leer, los hombres empiezan a ser diferentes cuando deben ser iguales, el cual es el objetivo del gobierno, que vela por que los ciudadanos sean felices para que así no cuestionen sus acciones y los ciudadanos rindan en sus labores.

Seguramente en algun momento todos los Montag argentinos conocerán alguna Clarice, y entonces esas jovenes serán las que empiecen a generar en los Montags la duda sobre si son verdaderamente felices con este gobierno, además de despertarle la curiosidad acerca de los libros por supuesto. 

El jefe de los Montgas, un tal Moreno que odia a los polacos y a los gordos, les dice que los libros sólo sirven para hacer sentir mal a las personas. Es un hombre astuto que sigue los ideales utópicos del gobierno, confiando plenamente en el sistema que rige a toda la sociedad.

En un soleada mañana otoño en Ezeiza, uno de los  Montag debe confiscarle un gran paquete lleno de libros a una anciana. Antes de cobrarle los impuestos aduaneros y de medir la cantidad de plomo en la tinta, Montag toma un libro y se lo lleva escondido. La anciana no sólo se rehúsa a dejar los libros en Ezeiza y medirle el plomo a la tinta, sino que es ella misma quien le se empieza a dar vueltas las paginas usando el dedo indice humedecido, porque piensa que es mejor morir intoxicada con plomo con sus libros que vivir en la ignorancia. Esto impacta más a Montag y le hace pensar en cuanto han de valer los ideales por los que lucha aquella gente, cosa que aumenta su curiosidad.

Montag huye del aeropuerto internacional de Ezeiza con su libro bajo sus ropas. A pesar de que se había organizado una intensa búsqueda por parte de las autoridades aduaneras, Montag logra escapar a los bosques de Ezeiza, cerca del predio donde practica el seleccionado, donde se encuentra con un grupo de personas llamados hombres libro, que resultan ser académicos dirigidos por un hombre llamado Granger. Granger le cuenta que la misión de ellos es ir por los bosques, teniendo conocimiento de los libros y memorizarlos para transmitirlos oralmente y así, un día, poder imprimirlos.