Juan Roman Riquelme le dijo adios a Boca.
Los hinchas de Boca nos quedamos sin Roman, un tipo que nos hizo jugar y ganar como nunca antes en su historia del club. Alguien de una simpleza tal que te obliga a pensar que detrás de sus determinaciones existe un misterio esencial que nunca será develado. Ese halo que convierte al fútbol en algo más profundo que 22 idiotas detrás de una pelota.
A Boca entonces le llegó la hora de enfrentar a un mundo que apesta, los males, los empates, las pequeñas muertes peloteras
sin la esperanza de que Roman cambie las cosas. No va a ser fácil –habrá más penas,
habrá más olvidos– pero puede ser mucho mejor. Quizás, entonces, alguna
vez tengamos un equipo como el de la época de Roman. O quizás no.