9.9.08

En el camino

En los primeros días del mes pasado la organización para la cual trabajo que seguramente me considera un hombre medianamente culto, de ideas políticas erráticas y sin ninguna particularidad singular salvo alguien que aspira a un mundo de grandes horizontes decidió que es momento de comenzar a formarme para ser el responsable de los equipos médicos en futuras misiones por lo que este jueves viajaré a Bruselas para participar de un curso de Project coordinator durante dos semanas en esa ciudad. Un viaje es básicamente un gran salto al vacío y hasta me atrevería a decir un movimiento o algo inútil pues raramente uno cuando viaja persigue un objetivo determinado. Hay gente que solo busca viajar para contar anécdotas, para tener una colección de sellos en el pasaporte o aquellos que solo viajan por el solo hecho de viajar como peregrinos religiosos medievales sin importarles si el destino es Jerusalén, Constantinopla o Roma. Viajar por el hecho mismo de viajar y contar historias, pero como dijo alguna vez Vila Matas, al viajar, al igual que en todo poema o novela, se corre peligro de que todo carezca de sentido, pero un viaje no sería nada sin ese riesgo, y tal vez ese es el mayor atractivo que un viajero encuentra en su viaje. Así los viajes. Así las cosas.