11.5.09

París

1.

En el trayecto que me conduce desde el aeropuerto Charles de Gaulle a la Gare du Nord leo una editorial que cuenta la historia de una joven mujer camboyana que fue vendida por la familia a una banda de tratantes de blancas, esclavizada en un prostíbulo y luego liberada. Hoy en día trabaja en una onegé que combate la pedofilia y la esclavitud sexual de mujeres en el sudeste de Asia.  Unas páginas más atrás leo también  el problema que representa para las familias campesinas de Camboya y Tailandia la invasión nocturna de los elefantes en sus plantaciones. Probaron ahuyentarlos con boyeros eléctricos, poniendo productos químicos, haciendo fuegos y todo resulto en vano. La solución la aporto un grupo ecologista quienes recomendaron colgar discos compactos de las ramas de los arboles, al reflejarse la luz de la luna en los discos los animales retroceden asustados y vuelven a la jungla. ¿ Un presagio, una sibilina advertencia o una señal?

 Es curiosos pero siempre terminó trabajando donde hay elefantes y  mujeres explotadas.

 Elefantologo.

 2.

En una oficina de la zona de la Bastille me cuentan algo de mi trabajo, dan algunas pautas, consignas y me muestran gráficos de palotes que representan miles de camboyanos infectados de HIV y Tuberculosis. Hablamos en inglés y  me doy cuenta que para ninguno de los sentados en la mesa es la lengua materna; gentileza que le dicen.

 3.

¿Simple conocimiento previo o el destino final de un viaje que comenzó hace rato y que en esta etapa, al menos la única que figura en mi billete electrónico, dice Phnom Penh?