"Maradona lee lo que le escriben, precisamente, porque no cree en lo que dice. Cuando Maradona no tiene dudas, pase lo que pase, entonces habla. La escritura, para él, es una manera de rebajarse. Leyendo torpemente, tiene algo del nuevo Charly García descafeínado que conocemos después de salir de la clínica de rehabilitación de Ramón Ortega. Por otro lado, cuando Maradona lee, no cobra, no trabaja. Es impensable, por ejemplo, que vaya a leer un comunicado escrito en el programa de Susana Giménez. Porque ahí hay money detrás y ellos pagan por el verdadero Maradona. El de las frases hirientes, el que se puede morir en cámara, mientras le subtitulan lo que dice. Y dice, por ejemplo “quiero ir a Irak”. ¿Se acuerdan?
Me encanta ese final de Reservoir Dogs, de Quentin Tarantino, cuando todos se apuntan entre sí. Hay un minuto tenso y largo donde uno piensa que no van a disparar, pero al final lo hacen, todos, y se matan, quedan en el suelo como cascarudos patas para arriba en una playa ventosa de Necochea. Contemos los muertos: Bilardo, Mancuso, Maradona, Grondona, Grondonita, Basile, Basilito, Ruggeri, Enrique, etc., etc."
Una vez más volvió Casas en Mal elemento contra el gordismo y sus secuases...
Me encanta ese final de Reservoir Dogs, de Quentin Tarantino, cuando todos se apuntan entre sí. Hay un minuto tenso y largo donde uno piensa que no van a disparar, pero al final lo hacen, todos, y se matan, quedan en el suelo como cascarudos patas para arriba en una playa ventosa de Necochea. Contemos los muertos: Bilardo, Mancuso, Maradona, Grondona, Grondonita, Basile, Basilito, Ruggeri, Enrique, etc., etc."
Una vez más volvió Casas en Mal elemento contra el gordismo y sus secuases...