29.1.09

Algunas notas finales

Hace unos cuantos días que estamos sin Internet y también hace unos cuantos días que no escribo en el blog, fueron días de intenso trabajo y de un ritmo vertiginoso ya que la semana que viene termino mi trabajo en Kapiri Mposhi y no quería dejar nada pendiente para el próximo equipo. Los últimos días son siempre días difíciles, llenos de imprevistos, de confusiones, la incertidumbre de las noches y la asimetría de todo el recorrido de los últimos meses en África. Partida y retorno, le voyage pour connaitre ma greographie, como lei alguna vez.

Que representa o que representara Kapiri todavía no lo se, tal vez una búsqueda, siempre abierta, y a veces esa búsqueda para saber quien soy o encaminarse a alguna verdad incluye algo de desarraigo, irse lejos de casa y de cualquier vinculo. Otras veces creo que es un deseo de sentir en carne propia lo que es la existencia de seres en el fango y la mierda, de vivir o al menos tratar de compartir esa angustia, es "hilo de historia que te traspasa de parte a parte, de arriba abajo, de las nubes de la cabeza al agujero del culo" como escribía Celine. Tal vez represente el intento de tener un momento o un minuto de verdad y vivir días y experiencias rodeado de personas marcadas por el sufrimiento, la miseria, miles de personas que languidecen sin trabajo, sin futuro, sin comida pero sobretodo sin impulso vital o fuego sagrado que solo esperan la muerte porque es lo único que hay, es lo único real o tangible que pondrá fin a una existencia por demás miserable. Verlo con los propios ojos y sentir asco, rebeldía, compasión y a veces no sentir nada también. A veces cuando la realidad esta tan cascoteada y tan humillada por el desinterés, la violencia, las bombas o los cohetes artesanales uno se pregunta como se sale de semejante mierda. La verdad es que no lo se, ni la mas remota idea pero no quiero dejar ninguna frase celebre, hablar para la tribuna o tener una postura cínica, como se habrán dado cuenta todo esto no es mas un gran lamento, un dolor que se transforma en incertidumbre.
Tal vez lo único que nos quede es tratar de pensar o vivir la realidad de otro modo y quizás esto se puede llegar a convertir en un acto de fe, y esa fe darnos tranquilidad y permitirnos caminar serenos.