Viernes por la tarde.
Un cielo gris plomizo y una lluvia incesante confirmaron que serian muy pocos los pacientes esa tarde.
A ultima hora de la tarde, Venny, la persona encargada del archivo me alcanzo el cuaderno del ultimo paciente del día, G.B. , quien había decidido realizarse el test esa misma tarde y luego de confirmar su status seropositivo decidió enrolarse en el programa de HIV del hospital de Kapiri Mposhi. Hablamos un rato, comentamos formas de transmisión de la enfermedad, el tratar de encarar la vida de forma positiva, hicimos el examen físico y planeamos una nueva visita para ver los resultados del laboratorio. Al final del día empecé a ordenar los cuadernos de los pacientes y me di cuenta que el numero del archivo de G.B. era el 11.000. Mas de 11.000 pacientes enrolados y en tratamiento en el Hospital de Kapiri. Mas de 11.000 historias con un montón de cosas que contar.
Camino a casa pensé cuantas de esas 11.000 historias habrán encontrado sentido en el dolor, en el sufrimiento o en la enfermedad misma. Puede ser que una enfermedad sumado a unas condiciones de vida miserables den sentido a una vida? Definitivamente el sufrimiento tiene que tener un papel en la existencia del hombre pero como dignificar ese sufrimiento cuando no hay que comer, tus hijos se mueren de malaria y todo a tu alrededor es una mierda.
A veces pienso que en este tipo de contexto la profesión medica esta lejos de ser un paradigma de éxito.