2.3.09
El oro y el moro
Es medianoche. Llueve en Buenos Aires.
Acabo de ver el comentario de Cerriwden, quien con gran generosidad me ha hecho acreedor del premio Blog de oro, un premio que tiene reglas y las cuales trataré de cumplir en los próximos días. Este premio me hizo reflexionar acerca de esta bitácora que nació como una simple forma de expresarme en mi primer trabajo en África hacia mediados del 2006 en Uganda, en aquel entonces vivía en los campos de desplazados durante toda la semana y posteaba los domingos, escribiendo algunas impresiones, comentando algunas noticias, haciendo algunas crónicas.
En esta bitácora escribo sobre mi profesión, sobre África, sobre mi mismo y tantas otras cosas que me movilizan y cuando hablo de escribir un blog, la imagen que me viene primero a la mente es la persona que se encierra en un cuarto, se sienta frente a una computadora y, solo, se vuelve hacia dentro de sí mismo. A veces uno escribe porque puede participar de la vida real solamente si la trata de cambiar. Me gusta escribir este blog porque quiero que otros, que todo el mundo, sepan qué tipo de vida se vive, y seguirán viviendo con brutal indiferencia, en África.
Hoy casi 3 años después disfruto mucho escribir, escribo de noche, tarde, leyendo y releyendo. Como todos escribo porque me gusta que me lean, porque estando lejos tengo miedo que olviden y definitivamente porque es cierto que uno escribe para que lo quieran un poquito más.