3.8.11

Ginebra, I

Hace unos dias que estoy en esta ciudad.

Escribe Berger sobre Ginebra,

"...Ginebra es tan enigmática y contradictoria como un ser vivo. Yo podría rellenar su documento de identidad. Nacionalidad: Neutral. Sexo: Femenino. Edad: (seamos discretos) parece más joven de lo que es. Estado civil: Separada. Rasgo físico: Ligeramente cargada de espaldas debido a su miopía. Observaciones generales: Sexy y reservada. No encontrarán confirmación de estas cosas en guía turística alguna, pero sí en ciertos escritos de Conrad, Graham Greene y Jorge Luis Borges.

Durante siglos, los viajeros de paso han dejado cartas, instrucciones, mapas, listas y mensajes, para que Ginebra los entregue a otros viajeros que llegarán después.

A comienzos del siglo XX, Ginebra era un lugar habitual de reunión para los revolucionarios y conspiradores europeos, del mismo modo que ahora es uno de los puntos de encuentro de los mafiosos del nuevo orden económico mundial. Y, de forma más permanente, alberga a la Cruz Roja Internacional, a Naciones Unidas, a la Organización Internacional del Trabajo, a la Organización Mundial de la Salud y al Concilio Ecuménico de Iglesias. El 40% de la población es extranjera. Veinticinco mil personas viven y trabajan allí sin papeles. En la ONU, unos 24 hombres trabajan a jornada completa simplemente para llevar archivos y cartas de un departamento a otro.

Aunque es descendiente directa de Calvino, nada de lo que oye o ve la sorprende. Nada le tienta tampoco, o por lo menos nada que sea obvio. Su pasión secreta (porque naturalmente tiene una) está bien oculta y sólo unos pocos la han percibido, entre ellos Jorge Luis Borges que, en 1955, cuando estaba casi ciego, fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires..."