Ayer recorrí toda la ciudad en bicicleta -la alcaldía de Ginebra las presta previo deposito de 20 Francos- y recorrí la zona norte con el jardín botánico y las sedes de la Cruz roja y la OMS. A la tarde me fui hasta el sur de la ciudad donde el Rodano se une con el Arve. Nade un rato en el Rodano que tiene aguas frescas y transparentes. Conocí el casco antiguo de la ciudad, la Iglesia y leí algo de Calvino.
A la tardecita antes de volver al hotel nade en una de las playas del lago.
En el hotel leí la nota de Abrahan en La nación y no pude menos que comparar rápidamente aquí y allá.
Así las cosas en Ginebra, así las cosas en casa.