4.10.08

Viernes

Viernes por la tarde. Calor.
Hace unos meses que formo parte del equipo de futbol del barrio en el que vivo y generalmente los viernes o sábado nos enfrentamos a diferentes equipos de otros barrios de Kapiri Mposhi. Tengo la firme convicción, y ya lo he comentado varias veces en esta bitácora, que es en un campo de fútbol donde yo, personalmente logro plena integración con los africanos. Comenzo el partido, el equipo oponente estaba formado por chicos muy jóvenes, veloces y talentosos pero les dimos batalla y resulto un partido de ida y vuelta. Hubo un determinado momento del partido en el que me encontré frente a frente con el arquero rival, solo la pelota se interponía entre nosotros y tuve la corazonada de que si hacia un rápido movimiento hacia la izquierda lograría eludirlo y de esa forma convertir el gol y poner a mi equipo arriba en el marcador, a ultimo instante decidí que en vez de realizar el movimiento patearía fuerte con la idea de asegurar el marcador; total que pateo y al momento exacto de patear comprendi que la pelota saldría disparada para cualquier lado menos el arco. No es la primera vez que me sucede algo así: debo confiar más en mis intuiciones. Cuando titubeo suelo equivocarme; aunque sea capaz de justificar con una multitud de argumentos mi posición, tengo que fiarme más de mi corazonadas, de esas primeras impresiones, lo demás es solo autoengaño. A veces me cuestiono las bondades del racionalismo y tal vez debería darles un rol mas importante en mi vida a las intuiciones, al menos para el día a día, al menos para un partido de fútbol con el equipo del barrio. Lamentablemente somos un equipo mediocre de gordos y encima perdedores, incluso frente al patético equipo del barrio de Ndeke. Mientras volvía a casa masticando bronca recordé un verso de Octavio Paz , "Jugamos como nunca y perdimos como siempre".