20.3.10

El sueño de los héroes


La semana pasada leí " El sueño de los héroes" de Adolfo Bioy Casares, una fantástica historia de amor ambientada en la Buenos Aires de los anos veinte. Una vez mas confirmo que Bioy Casares fue un gran escritor y que sin lugar a dudas esta es su mejor obra, una verdadera obra maestra.

La novela nos cuenta la tarea que se propone Emilio Gauna, la cual consiste en tratar de reconstruir tres anos después los sucesos que ocurrieron en los carnavales porteños del 27, hechos e imagenes que se repiten en forma cíclica y persuasiva como en los sueños, hechos que el cree que fueron maravillosos pero que no los puede recordar con exactitud, y toda esta tarea de investigación gira alrededor tratar de reconstruir algo que quizás aun no haya sucedido y que esta profundamente relacionado con una obstinada lucha contra el destino y con su historia de amor con Clara.

En palabras de Bioy " La parte fantástica del Sueno de los héroes me impulso a escribir que, digamos, la vida en Buenos Aires, la amistad, la lealtad... Todas esas cosas me entusiasmaron mas que lo asombroso del argumento y muchas circunstancias que hay en la novela son recuerdos de relatos que se contaban en ese restaurante donde se reunían los choferes de taxi, en la calle Montevideo, al que me llevaba Joaquín, el portero de mi casa. Allí se contaban historias en las que trasnochadores de vida rumbosa, después de una noche de farra en algún cabaret, salían en un taxi abierto a dar grandes paseos... Creo que haber escuchado esas historias es lo que me llevó a escribir la novela”

En las dos salidas de carnaval con sus amigos Emilio Gauna se debate entre dos modelos de vida, encarnados en las figuras del seductor y perverso doctor Valerga –guapo de barrio, versión degradada del mítico coraje criollo–, y el Brujo Taboada, su suegro, equívoco vocero de un saber que combina lo oscuro de sus medios con la claridad de sus fines y llega a formular –ya derrotado– antes de morir y dejarlo sin guarda: “Me gustaría explicarle que hay generosidad en la dicha y egoísmo en la aventura”. Pero esto a Gauna no le alcanza.

En la larga segunda salida, cargada de horror y de ironía, Gauna comprobará al mismo tiempo la perversidad de Valerga, la estupidez de los pretextos que justifican el mentado coraje (la discusión sobre los atributos superiores de los uruguayos es inolvidable), pero también su propia incapacidad para superar la seducción de la prueba. Gauna comprenderá en los bosques de Palermo que un destino no es mejor que otro, pero que todo hombre debe acatar el que lleva adentro y entonces terminará cuchillo en mano enfrentado sin miedo a una muerte estúpida y canallesca, sólo por tratar de enfrentar su destino y rendir culto a un equívoco coraje: no hay dicha posible si se sospecha la propia cobardía.

Reconozco que la moraleja me perturba un poco.