Hoy la noticia fue el secuestro de Pilar, la enfermera argentina que esta trabajando en
Somalía para
MSF y estoy muy triste, a Pilar no la conozco pero si tengo a un querido amigo con el que trabajamos juntos en los campos de refugiados de
Uganda, E. quien compartía el proyecto con Pilar digo compartía porque ya por estas horas estará evacuado en
Nairobi junto con el resto del equipo. Es
dificl escribir algo de
Somalía, una
partecita del mundo que la comunidad internacional ya olvido hace rato y especialmente la
ONU quien le firmo el certificado de defunción hace mucho tiempo. Solo les quiero dejar por si quieren ver como se vive y como se trabaja en
Somalía el blog del coordinador de
MSF en ese país,
Alfonso Verdú, quien por estas horas debe estar negociando directamente con los secuestradores, les dejo el primer post a modo ilustrativo.
"Pero, ¿cómo se te ocurre venir a trabajar aquí?", pregunta mi adjunto
somalí para la gestión de la seguridad en
Mogadiscio,
Abdilin, cuando ya ha tomado un poco de confianza conmigo tras más de un mes de trabajo codo con codo. Una pregunta que ya he escuchado antes en otros escenarios complejos como
Darfur o Palestina. Y que
Abdilin, que lleva 14 años trabajando con Médicos Sin Fronteras, se encarga rápidamente de completar: "Da igual donde hayas estado antes,
Somalia y sobre todo
Mogadiscio, '
is different,
my friend'".
Y tiene razón. Para empezar, estamos solos. Aquí no existe lo que a veces llamamos el 'circo humanitario'. Ninguna otra organización nacional o internacional, no gubernamental o institucional, agencia de cooperación estatal o de Naciones Unidas, trabaja con personal internacional en la capital de
Somalia. Y esto, que a priori podría llamar la atención en un lugar donde las necesidades son evidentes, es hasta cierto punto comprensible. La violencia en la capital hace prácticamente inviable poder desarrollar cualquier tipo de proyecto en condiciones aceptables. Ataques selectivos con minas activadas por control remoto, tanques utilizados en la ciudad para acompañar las operaciones militares, utilización habitual de granadas lanzadas con
bazookas y el uso indiscriminado de fusiles y pistolas para resolver cualquier conflicto entre personas, hace de esta ciudad un auténtico 'territorio comanche'.
Hace 20 años,
Mogadiscio era la
Marsella del África del Este, con villas blancas y azules de estilo colonial italiano, buganvillas y restaurantes
rebosantes de turistas a pie del paseo marítimo frente a un
Índico turquesa. Hoy nos movemos entre edificios en ruinas, calles de escombros e imágenes que todos tenemos en mente tras la guerra en la antigua
Yugoslavia.
El sufrimiento de la población civilLo que en absoluto '
is different' son las consecuencias para la población civil, que desafortunadamente son las mismas que en cualquier otro lugar donde la violencia reina y la respuesta es escasa. En las últimas dos semanas, más de 150 personas han muerto violentamente y más de 300 han resultado heridas. Unas 90.000 personas huyeron de
Mogadiscio en dirección noroeste, hacia
Afgoie, donde
MSF tiene otros proyectos en marcha. Unas 25.000 personas están huyendo cada mes de la capital, y mucho tememos que este, especialmente violento, duplique la cifra. Dentro de la propia capital, miles de personas quedan atrapadas viéndose obligadas a trasladarse hacia los barrios del norte donde nosotros estamos; el pasado martes, por ejemplo, unas 700 personas buscaron refugio en los aledaños de un hotel y el dueño vetó el acceso. Tras pasar la noche a la intemperie, hoy no sabemos dónde se encuentran.
En un mar oscuro y enfurecido como éste, cualquier acción es, más que nunca, una simple gota en el océano. Actualmente en esta ciudad dividida tenemos dos hospitales
pediátricos en el Sur y cinco puestos de salud tanto en el sur como en el norte. Con un equipo formado por una doctora y un enfermero españoles, un
logista–administrador griego y, sobre todo, por 60 nacionales
somalíes, queremos abrir un nuevo hospital
pediátrico en el norte de la ciudad.
Para colmo de males, la gran mayoría de las pocas estructuras de salud existentes son de pago; nadie en un país donde la gente subsiste con menos de un dólar al día puede permitirse pagar 400 para poder dar a luz en condiciones básicas. Y esto es sólo un ejemplo:
Somalia tiene una de las tasas de mortalidad más elevadas del mundo vinculadas a las complicaciones
obstétricas, pero además la desnutrición infantil, la tuberculosis o los brotes de cólera, fácilmente
diagnosticables y tratables, se cobran cada día decenas de víctimas.
MSF en la capital de SomaliaEl proyecto de
MSF en
Mogadiscio, que abrió en 1992, ha sido desde el año 2002 un proyecto a control remoto. Desde que en el 2002 un señor de la guerra arrasó nuestra casa, el personal nacional ha mantenido las actividades en funcionamiento con visitas intermitentes de los equipos de coordinación en
Nairobi. Sólo a partir del 2007 hemos podido volver; el equipo anterior logró el
récord de permanencia sin tener que hacer ninguna evacuación: más de tres meses... La idea ahora es seguir aumentándola. Tenemos todo el material médico necesario para el hospital y todos los
kits logísticos (tiendas, mantas, bidones, sistemas de potabilidad de agua y
kits para epidemias recurrentes como el cólera) para intentar plantar cara a esta situación. Tres de nuestras clínicas realizaron el mes pasado más de 9.000 consultas centradas en niños y mujeres. En el año 2006 hicimos más de 100.000 en el norte de la ciudad. Merece la pena estar aquí. Sólo nos queda poder seguir adelante en un contexto que, lo queramos o no, '
is different'.