UNO. El instante mágico y preciso. El dedo de Korda en el disparador y el milagro, que, dicen, roba un poco el alma. Aunque con esta foto creo que todo sucede en sentido inverso y esta foto le roba un poquito el alma a todo aquel que la mira, la usa, la viste, la pervierte.
Muchos venderían el alma el alma al diablo por conseguir una foto así. Una foto que despide mas religiosidad que cualquier estampita religiosa con halo y corazón sangrante y ojos volteados hacia el cielo.
Preparen, apunten, posen.
DOS. Dice Fresan que a él Guevara no lo engaña, insiste que tiene que haber practicado mucho esa pose, ese rostro y esos rasgos frente al espejo, sabiendo que lo que allí se ofrece es, en realidad, una cara de espejo, un lugar donde, sí, reflejarse. Un retrato de Dorian Gray en reversa en donde todas las ideologías que toman su nombre en vano y profanan su grandioso espíritu se pudren, esa pose permanece intocable, intacta, pura. La chispa de la vida con voluntad de incendio. Sí : ahí esta la foto de alguien que sin abrir la boca-suspendido en el tiempo y en el espacio, condenado a romper cadenas perpetuas por toda la eternidad- parece decir, “Hasta la victoria siempre” sin detenerse a pensar un minuto que se trata de una frase engañosa. Porque en lo que verdad anuncia es una vencida expresión de deseo irrealizable, donde la palabra operativa no es victoria ni siempre, sino el ambiguo y atemporal Hasta.
El Che en la foto aparece como un icono revolucionario sin par, con unas mirada desafiante que escruta el futuro, su rostro es la encarnación viril de la indignación ante la injusticia social...pero que pasa si en ese momento el Che estaba pensando que carajo habrá cocinado Adelaida para almorzar o estoy repodrido de cortar caña todos lo domingos y tratar de explicar el concepto de hombre nuevo si estos cubanos lo único que quieren es rajarse a Miami a tomar Ron y bailar salsa o si pensaba donde se olvido las llaves el día anterior o si tenia un terrible dolor de cabeza producto de un pesadilla que tuvo la noche anterior en la que imaginaba escapando por una selva desconocida, traicionado y perseguido por los que el había ido a ayudar, a liberar, a revolucionar y después disparos, muchos disparos y su propio cuerpo muerto y acostado, rodeado de extraños y posando para una foto, con los ojos bien abiertos y el corazón bien muerto.
Hay varias fotos que conectan la foto anterior con otra foto de un futuro mas o menos cercano y esa foto que ya sospechaba un ensordecedor “Hasta la derrota pronto”
TRES. Cabrera Infante denunció cierta conspiración gráfica, diciendo que la foto no fue tomada en el Malecón de La Habana en los años 60 sino que es un recorte de una foto grupal tomada en el cementerio Colon. Concluye Cabrera Infante “ una palabra o dos, como dice Otelo, antes de irme. Es como siempre, una pregunta de despedida ¿Alguien ha reparado en que la imagen del guerrillero heroico muestra la cara no de un “visionario revolucionario” sino la de un perdedor nato?
Guillermo, querido, estas exagerando un poquito, porque para derrota esta la imagen que pusimos en el post anterior de Berger, una foto casi imposible de manipular, de comentar porque impone un respeto casi sacro y cuya única alternativa gráfica es la antigua perspectiva del Cristo muerto del renacentista Andrea Mantenga.
La derrota absoluta después de la victoria perfecta.
Así se van fundiendo la lección de anatomía, con el Che muerto en Bolivia, horizontal, bien muerto pero sonriendo con los ojos bien abiertos y rodeado por sus enemigos. El sueño terminó, por supuesto que no es la foto de un muerto feliz, pero si la foto de un muerto inmortal y las mismas monjitas que lo lavaron se percataron con el parecido con el Mesías, hoy las similitudes los hacen mas parecidos, ambos sirven para vender todas las cosas de este mundo, incluso en el más allá.
La relación con el mártires de mártires es producto de la foto, pero tal vez también tenga que ver con el irreducible sentimiento sedimento místico, que, supongo, debe existir en todo hombre dispuesto a morir y a ser inmortalizado por sus ideales. Alcanza con cualquiera de las dos fotos, el vivo o el muerto, para sentirlo cerca más alla de cualquier matiz ideológico. Y es que su historia es demasiado perfecta y no admite intrusos, ni siquiera la variante Elvis de que el Che esta vivo en alguna parte.
CUATRO. La foto de un fantasma recorre el mundo. Cuantos soñaran con el Che Guevara de protagonista. ¿ Y cuantos más soñaran con la foto del Che? El truco esta en que la foto megaiconopop no tiene misterio, es la foto que todos querían sentir como propia, como autorretrato. Y así, encima de un futuro garantizado, la sospecha que la foto siempre estuvo ahí, en cualquier momento la descubrirán en una cueva Inca, en una caverna prehistórica, incluso cuando ya no quede ninguno de nosotros, la foto renacerá constantemente entre las ruinas ante los extraterrestres que intenten explicar quienes fuimos y porque desaparecimos.
La Constante aparición de un aparecido.
Y así, en alguna parte, mientras y hasta entonces, diga lo que diga Fidel, que de paso nunca gozo ni gozara de una foto así ya que ha cometido el error de durar demasiado, por lo que su cadáver no será apuesto- este modelo de hombre que ahora pertenece al pasado nos confía algo que Fresan leyó en un Graffiti en Rosario, donde casualmente comenzó todo.
“Yo , en mi habitación, tengo un póster de todos ustedes. Firmado: el Che”
De ser así, pobre hombre.
DOS. Dice Fresan que a él Guevara no lo engaña, insiste que tiene que haber practicado mucho esa pose, ese rostro y esos rasgos frente al espejo, sabiendo que lo que allí se ofrece es, en realidad, una cara de espejo, un lugar donde, sí, reflejarse. Un retrato de Dorian Gray en reversa en donde todas las ideologías que toman su nombre en vano y profanan su grandioso espíritu se pudren, esa pose permanece intocable, intacta, pura. La chispa de la vida con voluntad de incendio. Sí : ahí esta la foto de alguien que sin abrir la boca-suspendido en el tiempo y en el espacio, condenado a romper cadenas perpetuas por toda la eternidad- parece decir, “Hasta la victoria siempre” sin detenerse a pensar un minuto que se trata de una frase engañosa. Porque en lo que verdad anuncia es una vencida expresión de deseo irrealizable, donde la palabra operativa no es victoria ni siempre, sino el ambiguo y atemporal Hasta.
El Che en la foto aparece como un icono revolucionario sin par, con unas mirada desafiante que escruta el futuro, su rostro es la encarnación viril de la indignación ante la injusticia social...pero que pasa si en ese momento el Che estaba pensando que carajo habrá cocinado Adelaida para almorzar o estoy repodrido de cortar caña todos lo domingos y tratar de explicar el concepto de hombre nuevo si estos cubanos lo único que quieren es rajarse a Miami a tomar Ron y bailar salsa o si pensaba donde se olvido las llaves el día anterior o si tenia un terrible dolor de cabeza producto de un pesadilla que tuvo la noche anterior en la que imaginaba escapando por una selva desconocida, traicionado y perseguido por los que el había ido a ayudar, a liberar, a revolucionar y después disparos, muchos disparos y su propio cuerpo muerto y acostado, rodeado de extraños y posando para una foto, con los ojos bien abiertos y el corazón bien muerto.
Hay varias fotos que conectan la foto anterior con otra foto de un futuro mas o menos cercano y esa foto que ya sospechaba un ensordecedor “Hasta la derrota pronto”
TRES. Cabrera Infante denunció cierta conspiración gráfica, diciendo que la foto no fue tomada en el Malecón de La Habana en los años 60 sino que es un recorte de una foto grupal tomada en el cementerio Colon. Concluye Cabrera Infante “ una palabra o dos, como dice Otelo, antes de irme. Es como siempre, una pregunta de despedida ¿Alguien ha reparado en que la imagen del guerrillero heroico muestra la cara no de un “visionario revolucionario” sino la de un perdedor nato?
Guillermo, querido, estas exagerando un poquito, porque para derrota esta la imagen que pusimos en el post anterior de Berger, una foto casi imposible de manipular, de comentar porque impone un respeto casi sacro y cuya única alternativa gráfica es la antigua perspectiva del Cristo muerto del renacentista Andrea Mantenga.
La derrota absoluta después de la victoria perfecta.
Así se van fundiendo la lección de anatomía, con el Che muerto en Bolivia, horizontal, bien muerto pero sonriendo con los ojos bien abiertos y rodeado por sus enemigos. El sueño terminó, por supuesto que no es la foto de un muerto feliz, pero si la foto de un muerto inmortal y las mismas monjitas que lo lavaron se percataron con el parecido con el Mesías, hoy las similitudes los hacen mas parecidos, ambos sirven para vender todas las cosas de este mundo, incluso en el más allá.
La relación con el mártires de mártires es producto de la foto, pero tal vez también tenga que ver con el irreducible sentimiento sedimento místico, que, supongo, debe existir en todo hombre dispuesto a morir y a ser inmortalizado por sus ideales. Alcanza con cualquiera de las dos fotos, el vivo o el muerto, para sentirlo cerca más alla de cualquier matiz ideológico. Y es que su historia es demasiado perfecta y no admite intrusos, ni siquiera la variante Elvis de que el Che esta vivo en alguna parte.
CUATRO. La foto de un fantasma recorre el mundo. Cuantos soñaran con el Che Guevara de protagonista. ¿ Y cuantos más soñaran con la foto del Che? El truco esta en que la foto megaiconopop no tiene misterio, es la foto que todos querían sentir como propia, como autorretrato. Y así, encima de un futuro garantizado, la sospecha que la foto siempre estuvo ahí, en cualquier momento la descubrirán en una cueva Inca, en una caverna prehistórica, incluso cuando ya no quede ninguno de nosotros, la foto renacerá constantemente entre las ruinas ante los extraterrestres que intenten explicar quienes fuimos y porque desaparecimos.
La Constante aparición de un aparecido.
Y así, en alguna parte, mientras y hasta entonces, diga lo que diga Fidel, que de paso nunca gozo ni gozara de una foto así ya que ha cometido el error de durar demasiado, por lo que su cadáver no será apuesto- este modelo de hombre que ahora pertenece al pasado nos confía algo que Fresan leyó en un Graffiti en Rosario, donde casualmente comenzó todo.
“Yo , en mi habitación, tengo un póster de todos ustedes. Firmado: el Che”
De ser así, pobre hombre.