22.12.10

Milagro en el Congo

La República Democrática del Congo tiene hoy como presidente a Joseph Kabila, el menor de los diez hijos de Laurent Kabila. Su ex aliado, pero muy posible rival para las elecciones de 2011 será Moise Katumbi. Gobernador de Katanga y presidente del TP Mazembe, Katumbi es una especie de Silvio Berlusconi o Roman Abramovich africano. Dueño de una compañía que explota minas de cobre y uranio, Katumbi ya invirtió 8 millones de euros en el equipo, lo dotó de una gran ciudad deportiva, avión privado, academia para dos mil niños y salarios de hasta 3.000 dólares por semana, en un país donde la media es de 120. En un partido de la Liga de Campeones de Africa ofreció al equipo un premio de 250.000 dólares si ganaba. El rival, Monomotapa, campeón de Zimbabwe, tenía un presupuesto anual de 200.000 dólares. El del TP Mazembe llega hoy a los 10 millones. Me lo cuenta el periodista Steve Bloomfield. Nos conocimos en Sudáfrica. En un Mundial que fue decepcionante para las selecciones africanas, hoy vengadas en el Mundial de clubes por el TP Mazembe.  Bloomfield vio con sus propios ojos a Katumbi bajar al vestuario para dar ordenes en el entretiempo de un partido. El DT francés Diego Garzitto se fue y dejó su lugar al senegalés Lamine N'Diaye. "Si tengo que elegir entre la política y el Mazembe me quedo con mi club", dijo Katumbi a Bloomfield en su libro "Africa United". "Cualquier político diría lo mismo", me dice Bloomfield, entrevistado en estos días hasta por The New York Times.

La clasificación del TP Mazembe a la final del Mundial de Clubes paralizó a la RDC. Acrecentó las chances electorales de Katumbi. La felicidad no fue sólo en Lubumbashi, la rica capital de Katanga, donde todos votan por él. Se extendió a todo un país que está 168 en la lista de 169 países en el ranking anual de desarrollo humano de la ONU. Que tiene al 60 por ciento de su pueblo en condición de pobreza absoluta. Y unas 45.000 personas que mueren al mes especialmente por hambre, sida y malaria. Cifras que contrastan con las riquezas de diamantes, oro y cobre, además del coltán, clave para la industria de la telefonía móvil y los video games. "La fuente histórica de los conflictos en Congo no ha sido la cuestión étnica, sino la enorme riqueza mineral del país", escribió Kambale Musavuli. Avatar, el taquillero filme de James Cameron, no se desarrolla en el año 2154 en Pandora, invadida por una multinacional que codicia sus minerales. Avatar es Congo, dice Musavuli. "Toda Europa contribuyó a la fabricación de Kurz", escribió Joseph Conrad en El corazón de las tinieblas, en 1899. Las últimas palabras que Conrad hace pronunciar a un Kurtz agonizante son: "el horror, el horror".

El resto de la nota de E. F. Moores, acá.