En el Congo tambien hay historias que merecen ser contadas
1. El formidable Mazembe Futbol Club es finalista del Mundial de Clubes de la FIFA en Medio Oriente.
Eres Vargas Llosa. Estás en Andalucía. Una mañana de agosto de 2008. Hace calor. Esta noche actúas en una obra de teatro de la que además eres autor, una versión que te has sacado de la manga de Las mil y una noches. Sales del hotel. La mayoría de la gente te saluda, la atiendes. Pero un fantasma te ronda la cabeza y no te deja tranquilo. El de un tipo de esos que viven para que alguien los escriba en una novela. Se llama Roger Casement, un diplomático activista de origen irlandés que, a principios del siglo XX, denunció los abusos del rey belga Leopoldo II en el Congo, y los de las empresas caucheras en la Amazonia del Perú. Algo que casi nadie sabía. Lo descubriste leyendo una biografía de Conrad, que fue su amigo. Un tipo controvertido con un trágico final. Y no lo sabes, pero pronto estarás allí en busca de su fantasma, en el corazón de las tinieblas.
Hace tiempo que no publicas ficción. Ahora ya tienes el título de tu próxima novela: El sueño del celta. Suena bien. Te preguntas cómo escribir el resto de la historia. ¿Irás a todos los lugares en los que estuvo el protagonista de tu historia? ¿La Amazonia peruana? Quizás. ¿Irlanda? Seguramente. ¿La República Democrática del Congo? Eso está muy lejos, en todos los sentidos. Aun así, es tentador. Y te dices que eres Mario Vargas Llosa, que tienes más de setenta años, que no necesitas perseguir fantasmas hasta lo más remoto del África. Para eso tienes la biblioteca del British Museum, internet, etc. Pero te contradices pensando que quizá lo que ahora importa es probar de qué madera estás hecho y qué tipo de historias quieres contar: las que huelen a polvo de biblioteca y sillón, o las que llevan el olor a gente viva y a tierra que se ha pisado. Y no te olvidas de que, además de escritor de novelas, eres periodista. Así que marcas un número de teléfono, el de alguien que hace poco te hizo llegar una invitación para ir al Congo con Médicos sin Fronteras (MSF). “Hola, le saluda Mario Vargas Llosa. Llamo por su propuesta de viajar al Congo”, anuncias con voz festiva. Y quizá todavía no sepas lo que has dicho.