Si El Dueño, el lamentable
"libro" de Majul, se dedicaba a describir objetivamente las hemorroides
de Néstor para regocijo del vigilante medio argento, en la película de Paula de
Luque Kirchner directamente no tiene culo, no se manda ninguna cagada. Es
significativo que un movimiento que se cansó de apelar al concepto de realpolitik para desacreditar la opinión
de los tibios, banque una mirada sobre la vida de Kirchner propia de Disney. ¿O en qué otro tipo de productos
se inspiró la directora al cranear ese final en el que los protagonistas de la
película ven caer del cielo una insólita lluvia que mezcla copos de nieve y
estrellas? Defender el kirchnerismo desde la pureza ética y moral, a lo Víctor
Hugo, definitivamente es no haber entendido el kirchnerismo. O hacerse el
boludo. O serlo.
Il Corvino nos deleita una vez más con su analisis del spot más largo del mundo